Biblia Devocional en 1 Año: Isaías 6

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(Lee al final el estudio un devocional de  Isaías 6. Esperamos sea de bendición para ti)

Isaías 6: La Visión del Trono de Dios y el Llamado Profético

El capítulo 6 del libro de Isaías, es un pasaje fundamental que narra la visión de Isaías del trono de Dios y su llamado al ministerio profético. Este capítulo es crucial para entender la santidad de Dios, la naturaleza del llamado profético y la respuesta humana ante la divinidad del Señor.

La Visión del Trono Celestial

Isaías 6 se abre con una de las visiones más impresionantes de toda la Biblia: la visión de Isaías del Señor sentado en un trono alto y sublime (Isaías 6:1-4). La descripción del templo lleno de humo y de serafines que claman «Santo, santo, santo, es Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria» (v. 3) no solo enfatiza la majestuosidad y santidad de Dios, sino también cómo su presencia y gloria trascienden el templo y purifican la tierra.

La Convicción de Pecado y la Purificación

La reacción inmediata de Isaías ante esta visión es una de profunda convicción de pecado y de su propia indignidad (v. 5). Este sentimiento de impureza ante la santidad de Dios es un tema central en la teología bíblica. La purificación de Isaías por un serafín, que toca sus labios con una brasa ardiente tomada del altar (v. 6-7), simboliza la limpieza de su pecado y su preparación para el ministerio profético.

El Llamado y la Misión

Tras ser purificado, Isaías escucha la voz del Señor preguntando «¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?» (v. 8). La respuesta de Isaías, «Heme aquí, envíame a mí», refleja su disposición y compromiso para servir a Dios. Esta sección del capítulo destaca la importancia de la disposición y la voluntad para aceptar el llamado de Dios, que puede darse de múltiples maneras en cada una de las vidas de sus hijos.

El Mensaje Difícil que transmite Isaías

Dios encarga a Isaías con un mensaje difícil: predicar a un pueblo que no escuchará ni entenderá (v. 9-10). Esta misión, que parece destinada al fracaso desde el principio, simboliza el desafío de los profetas de hablar verdades incómodas a un público a menudo hostil o indiferente. La pregunta de Isaías «¿Hasta cuándo, Señor?» y la respuesta de Dios (v. 11-13) revelan que la misión profética de Isaías será larga y difícil, pero crucial para el plan divino.

Conclusión: La Santidad de Dios y la Respuesta Humana

Isaías 6 es un capítulo que combina elementos de teofanía (manifestación divina), convicción de pecado, purificación y llamado profético. Nos enseña sobre la inmensa santidad de Dios, nuestra propia necesidad de purificación y la importancia de responder al llamado del Señor con disposición y valentía. Este capítulo nos desafía a considerar cómo respondemos a la presencia y llamado de Dios en nuestras propias vidas.

Versículo clave de Isaías 6:

Isaías 6:8 dice: «Después oí la voz del Señor que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.»

Este versículo presenta un momento crucial en la vida del profeta Isaías, donde tiene una experiencia sobrenatural y escucha la voz de Dios. En medio de esta revelación, Dios hace una pregunta: ¿A quién enviaré como mensajero y quién irá en nuestro nombre?

La respuesta valiente y humilde de Isaías es: «Heme aquí, envíame a mí». Este versículo destaca la disposición y la entrega total de Isaías para cumplir la voluntad de Dios y ser su instrumento en la tierra.

Este pasaje nos enseña la importancia de estar dispuestos a responder al llamado de Dios y a estar disponibles para hacer su obra. Nos reta a estar atentos a la voz de Dios y a estar dispuestos a decir «heme aquí» cuando él nos llame.

Además, este versículo nos muestra la naturaleza de Dios, quien busca a aquellos que están dispuestos a ser enviados y a llevar su mensaje al mundo. Nos recuerda que Dios no sólo llama a los calificados, sino que califica a los que llama.

En resumen, Isaías 6:8 nos desafía a estar dispuestos a responder al llamado de Dios y a estar disponibles para cumplir su voluntad. Nos recuerda que Dios busca personas dispuestas a ser sus mensajeros y a llevar su amor y su verdad al mundo.

Oración:

Señor, en medio de mi vida cotidiana, te pido que me des oídos atentos para escuchar tu voz cuando me llames. Permíteme estar dispuesto y listo para responder: ‘Heme aquí, envíame a mí’. Ayúdame a superar mis temores y dudas, y a confiar en tu guía y fortaleza. Deseo ser un instrumento en tus manos, para llevar tu amor y tu verdad a aquellos que me rodean. Capacítame y capacítanos como tu pueblo para ser mensajeros fieles de tu gracia. Que mi vida refleje tu amor y mi respuesta sea siempre: ‘Aquí estoy, envíame’. En El Nombre de Jesús, Amén.