(Lee al final el estudio un devocional de Job 37. Esperamos sea de bendición para ti)
Resumen
El capítulo 37 del libro de Job describe la magnificencia de Dios en la naturaleza, a través de fenómenos como el trueno y el relámpago. El autor presenta a Dios como el creador y controlador del universo, cuyo poder y sabiduría son incomprensibles para los seres humanos. La descripción de tal perfección observada en la obra de la creación, es continuada por Elihú. El capítulo también destaca la importancia de la humildad y la reverencia hacia Dios.
Resúmen de versículos
Job 37
Job 37 es una compleja exploración de la naturaleza del sufrimiento, la relación entre Dios y la humanidad y las formas en que intentamos comprender el mundo que nos rodea. El capítulo 37 del libro de Job continúa los continuos diálogos entre Job y sus amigos mientras intentan comprender las razones del sufrimiento de Job y el papel de Dios en su vida.
En el capítulo 37, Elihú continúa su discurso, centrándose en la idea de que el poder y la majestad de Dios están más allá de la comprensión humana. Sostiene que Dios es el creador y sustentador de todas las cosas, y que su poder es evidente en el mundo natural que nos rodea. Elihú sugiere que Job debe humillarse ante el poder y la majestad de Dios, y al hacerlo puede encontrar esperanza y fuerza en su fe.
El discurso de Elihú en el capítulo 37 destaca por su énfasis en la idea de que el poder y la majestad de Dios están más allá de la comprensión humana. Sostiene que podemos ver el poder y la majestad de Dios en el mundo natural que nos rodea y que, humillándonos ante él, podemos encontrar esperanza y fuerza en nuestra fe. Este énfasis en la humildad y la reverencia ante el poder de Dios sirve para reforzar la idea de que el sufrimiento puede ser un medio para poner a prueba y fortalecer nuestra fe y que, en última instancia, Dios tiene el control de todas las cosas.
En general, Job 37 es una continuación de los diálogos en curso sobre la naturaleza del sufrimiento y la relación entre Dios y la humanidad. El discurso de Elihú añade nuevas ideas sobre el poder y la majestad de Dios y refuerza la importancia de la humildad y la reverencia en nuestro acercamiento a Dios. El capítulo sirve como recordatorio de que, incluso en medio del sufrimiento y las dificultades, podemos encontrar esperanza y fuerza en nuestra fe en el poder y la bondad de Dios.
Comentario sobre Job 37
37.1, 2 El verbo oír, plural en hebreo, indica que Elihú está haciendo un llamamiento a Job y a sus amigos, y quizá a algún oyente que pasaba por allí.
37.3, 4 La voz de Dios truena. El término hebreo para trueno compara el trueno divino con el rugido de un león, el majestuoso rey de las bestias.
37.5-7 El verbo dice (v. 6) indica que, igual que Dios sólo necesitó hablar para invocar la luz, la tierra y toda forma de vida (Gn. 1:3, 9, 14, 20, 24, 26), ahora le basta hablar para controlar todo lo que ha hecho (Sal. 147:15-18). Dios utiliza las tormentas invernales para sellar las manos de todo hombre, de modo que no pueda trabajar, sino conocer Su obra.
37.8, 9 Elihú alaba continuamente al Dios todopoderoso con una serie de metáforas. Describe cómo Dios guarda en cámaras el viento, la nieve y la escarcha (Job 38.22,23).
37.10 Con lenguaje poético, Elihú habla del aliento de Dios que hace que se forme la escarcha y que se hielen las aguas. Todo esto se dice con radiante alegría, porque Elihú está celebrando el dominio de Dios sobre el mundo.
37.11 La expresión la nube de su luz [hb. o, luz] también podría traducirse sus nubes de relámpagos.
37.12 El término consejo, en hebreo literalmente timón o aparejo (véase el empleo de esta palabra en Proverbios 1.5) retrata a Dios como el capitán sabio que planea hábilmente el curso de las nubes, que responden obedientemente a su mano en la rueda del timón.
37.13-17 Dios hace venir la tempestad por tres motivos precisos: (1) castigo por la maldad de la gente; (2) para regar la tierra y darnos alimento (contexto de los vv. 3, 6, 12) y (3) para suplir las necesidades de Su pueblo. La expresión para corregir presenta la idea de juicio mediante el azote o cetro del Señor. La fidelidad de Dios y la lealtad a Su promesa suelen relacionarse con la palabra beneficencia. Es el término que puede traducirse como amor leal (Sal. 13:5). Así, Dios utiliza las tormentas tanto para juzgar la tierra como para bendecir a Su pueblo con la lluvia (Éx. 15:7-10; Dt. 28:12).
37.18 Firme como un espejo fundido. Los espejos primitivos eran firmes e irrompibles, pues estaban hechos de bronce pulido.
37.19, 20 Retomando su papel de intercesor/intérprete, Elihú dice (quizá sarcásticamente): enséñanos lo que debemos decir a Dios; no podremos poner nada en orden [hb. arak, arreglar (una causa legal), como en Job 13.18, porque nos has mantenido en la oscuridad].
37.21, 22 Si la gente no puede ver el brillante sol en los cielos, imagínate lo difícil que es acercarse a Dios, que aparece en Su propio esplendor dorado y tremenda majestad. Mira la experiencia de Moisés descrita en Éxodo 34. En la antigüedad, el norte se consideraba la dirección de la residencia de Dios, el cielo (Is. 14.13).
37.23, 24 Las palabras finales de Elihú son de alabanza al Dios vivo, que es a la vez Altísimo -no podemos alcanzarle- y misericordioso -no oprime a nadie-. El juicio implica justicia; y la justicia, honor. Por último, Elihú utiliza el verbo temer para señalar la admiración y veneración que todo pueblo debe sentir por su Creador omnipotente.
Devocional:
Escucha esto, Job; Detente, y considera las maravillas de Dios. (Job 37:14)
Aun sin saberlo, Elihú preparó el corazón de Job para el discurso divino. Exaltando la majestad de Dios y Su poder creador, sus palabras eran una especie de preludio de lo que estaba por venir. De forma especial, Elihú destacó las obras del firmamento: el cielo, las nubes, la lluvia, la escarcha, la nieve, el relámpago, el trueno y el sol. Ciertamente, sentía fascinación por estas «maravillas de Dios» (v. 14) y, al estudiarlas, se topó con un conocimiento que está más allá de la capacidad humana de comprender o explicar.
Por su parte, Job estaba abatido en todos los aspectos de su vida menos en uno: el espiritual. Y recibió como primera recompensa la aparición del Señor y la manifestación de Su voz y Su sabiduría. Como veis, amados, nuestras palabras son falibles, al igual que muchas de nuestras acciones. A veces hablamos lo que no sabemos o hacemos cosas por impulso. Pero el Señor conoce exactamente cada una de nuestras intenciones o motivaciones. Ser fiel al Señor no significa que nunca nos equivoquemos, sino que, incluso cuando lo hacemos, hay un Dios en el cielo que ha experimentado ser tentado y que se inclina para oír cada susurro y levantar a los quebrantados de corazón y contritos.
Dios «no mira a los que se tienen por sabios» (v.24), sino que «un espíritu quebrantado es un sacrificio agradable a Dios; un corazón quebrantado y contrito, no lo despreciarás, oh Dios» (Sal.51:17). Que en la palabra directa de Dios de los próximos capítulos, aunque el lugar donde nos encontremos no nos sea favorable, aunque haya «cosas grandes que no comprendemos» (v.5), que la esencia «de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt.4:4) sea para nosotros alimento sólido, eficaz y suficiente. ¡Velemos y oremos!
¡Buenos días, alimentados por la Palabra de Dios!
Oración:
Señor, reconocemos tu grandeza y poder en la naturaleza. Nos maravillamos ante la forma en que controlas por las leyes que Tu mismo creaste, todo lo que nos rodea, y cómo todo lo sostienes. Nos recuerdas que Tu sabiduría es insondable, Tu poder es perfecto y Tu amor infinito. Ayúdanos a tener un corazón humilde y obediente ante tu presencia, y a confiar en Ti, en todo momento, sabiendo que eres el creador y el sustentador de todo lo que existe. En El Nombre de Jesús, Amén.