Biblia Devocional en 1 Año: Joel 2

Publicado por

Joel 2: El Día del Señor

Joel 2 comienza con una descripción aterradora del «día del Señor» y la devastación que traerá. Sin embargo, también contiene un llamado urgente al arrepentimiento y una promesa de restauración y bendición para aquellos que se vuelven a Dios.

El Día del Señor (Joel 2:1-11)

El capítulo comienza con una advertencia urgente: «Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano» (Joel 2:1). Esta trompeta es una llamada a la preparación y el arrepentimiento debido a la inminente llegada del juicio de Dios.

Joel describe la llegada de un ejército destructivo: «Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra; como sobre los montes se extiende el alba, así vendrá un pueblo grande y fuerte; semejante a él no lo hubo jamás, ni después de él lo habrá en años de muchas generaciones» (Joel 2:2). Este ejército simboliza la devastación completa y el poder del juicio divino.

La descripción continúa detallando el avance del ejército y el terror que causa: «Delante de él temblará la tierra, se estremecerán los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor» (Joel 2:10). Estas imágenes apocalípticas subrayan la magnitud del «día del Señor».

Llamado al Arrepentimiento (Joel 2:12-17)

En medio de la advertencia de juicio, Dios ofrece una oportunidad de arrepentimiento: «Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento» (Joel 2:12). Este versículo subraya la posibilidad de redención si el pueblo se vuelve sinceramente al Señor.

Joel insta al pueblo a rasgar sus corazones, no solo sus vestiduras: «Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo» (Joel 2:13). Este llamado enfatiza la necesidad de un arrepentimiento genuino y profundo.

Los sacerdotes y ministros son llamados a lamentar y orar por la misericordia de Dios: «Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes, ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?» (Joel 2:17). Esta oración refleja la intervención necesaria para evitar la vergüenza y el juicio.

Promesa de Restauración (Joel 2:18-27)

Dios promete responder al arrepentimiento sincero con restauración y bendición: «Y Jehová, solícito por su tierra, perdonará a su pueblo» (Joel 2:18). Este versículo introduce una serie de promesas de restauración.

Dios promete provisión y satisfacción: «Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros» (Joel 2:25). Este versículo es una promesa de restauración completa de lo que fue destruido por la plaga.

La presencia del Señor será evidente entre su pueblo: «Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado» (Joel 2:27). Esta promesa asegura la presencia continua de Dios y la restauración del honor de su pueblo.

La Promesa del Espíritu (Joel 2:28-32)

El capítulo concluye con una profecía sobre la futura efusión del Espíritu de Dios: «Y después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones» (Joel 2:28). Esta promesa se refiere a un tiempo de renovación espiritual y poder.

La salvación se ofrece a todos los que invocan el nombre del Señor: «Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado» (Joel 2:32). Este versículo finaliza con una nota de esperanza y redención.

Versículo Clave de Joel 2: Joel 2:13

«Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo.» (Joel 2:13)

Explicación:

Joel 2:13 es un versículo central que encapsula el llamado al arrepentimiento genuino y la naturaleza misericordiosa de Dios. Este versículo destaca la profundidad del arrepentimiento necesario y la disposición de Dios para perdonar y restaurar a su pueblo.

Arrepentimiento Genuino:

«Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos» enfatiza la necesidad de un arrepentimiento interno y sincero, en lugar de una mera demostración externa. Rasgar las vestiduras era una práctica común en tiempos de lamento, pero Dios busca un cambio de corazón genuino.

Conversión a Dios:

«Convertíos a Jehová vuestro Dios» es un llamado directo a volver a Dios. Este acto de conversión implica abandonar los caminos pecaminosos y comprometerse a seguir los mandamientos de Dios.

Naturaleza Misericordiosa de Dios:

«Porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo» describe el carácter de Dios. Él es compasivo y paciente, lento para enojarse y lleno de amor incondicional. La disposición de Dios a perdonar es un tema central en este versículo, ofreciendo esperanza a aquellos que se arrepienten.

Oración:

Señor, enséñame a mostrar un arrepentimiento sincero, cuando haya errado y me haya apartado de Tus caminos. Al mismo tiempo enseñame a tener un corazón humilde que me permita reconocer mi error y volverme a Ti con un compromiso renovado de servirte y glorificarte en todas mis acciones. Que asi pueda hacerlo Señor, Te lo pido, En El Nombre de Jesús, Amén.