Juan 3
Juan 3 nos llama a la transformación espiritual mediante el nuevo nacimiento en Cristo, destacando el inmenso amor de Dios que nos da vida eterna. También nos enseña la humildad de Juan el Bautista, quien reconoce la supremacía de Jesús, y nos insta a creer en el Hijo como única esperanza para escapar del juicio y experimentar la plenitud de vida en Dios.
La Conversación con Nicodemo: Nacer de Nuevo (Juan 3:1-21)
Nicodemo, un fariseo y líder judío, visita a Jesús de noche, reconociéndolo como un maestro enviado por Dios. Jesús le dice que para entrar en el Reino de Dios, uno debe nacer de nuevo, no solo físicamente, sino espiritualmente, del agua y del Espíritu. Nicodemo lucha por comprender estas palabras, y Jesús le explica que, así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, el Hijo del Hombre será levantado para que todo aquel que crea en Él tenga vida eterna.
Jesús enseña que Él no vino a condenar al mundo, sino a salvarlo, pero quienes rechazan la luz prefieren las tinieblas por temor a que sus malas obras sean expuestas.
El Testimonio de Juan el Bautista (Juan 3:22-30)
Jesús y sus discípulos están bautizando en Judea, al igual que Juan el Bautista en otro lugar cercano. Algunos discípulos de Juan expresan preocupación porque muchas personas ahora siguen a Jesús. Juan responde con humildad, afirmando que su papel es preparar el camino para Cristo. Se compara con un amigo del novio, que se regocija al oír la voz del novio, y dice:
Jesús, el Enviado del Cielo (Juan 3:31-36)
Juan el Bautista concluye declarando que Jesús, el enviado de Dios, habla las palabras de Dios y tiene la plenitud del Espíritu. Quienes creen en Él tienen vida eterna, pero los que lo rechazan enfrentan la ira de Dios. Este pasaje enfatiza la supremacía de Jesús como el Hijo de Dios y la única fuente de salvación.
Versículo clave de Juan 3:
«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.» Juan 3:16
Este versículo es uno de los más conocidos y centrales de la Biblia, encapsulando el mensaje del evangelio en una sola frase. Nos muestra la profundidad del amor de Dios por la humanidad, un amor que lo llevó a entregar a su único Hijo, Jesús, como sacrificio para redimirnos. Este acto de entrega revela que la salvación no es algo que podamos ganar por nosotros mismos, sino que sólo es posible mediante la fe en Cristo.
El mensaje también es universal: está dirigido «al mundo», ofreciendo salvación a todos los que crean. La promesa de «vida eterna» nos asegura que, a través de Jesús, tenemos una esperanza que trasciende la muerte y nos conecta con la presencia eterna de Dios.
Oración:
Señor, gracias por tu inmenso amor, a través del que enviaste a Jesús para darnos vida eterna. Ayúdame a vivir con gratitud por este regalo inmerecido y a compartir tu mensaje de salvación con quienes me rodean. Fortalece mi fe para caminar cada día confiando en tus promesas y reflejando tu amor. En el nombre de Jesús, Amén.