Biblia Devocional en 1 Año: Marcos 3

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Marcos 3

Marcos 3 revela la creciente oposición hacia Jesús por parte de los fariseos y escribas, quienes buscan motivos para acusarlo. A través de la curación en el sábado, la elección de los apóstoles y su enseñanza sobre la blasfemia contra el Espíritu Santo, se demuestra la autoridad divina de Jesús y su misión de liberar a las personas del pecado y la opresión. La verdadera familia de Jesús se define no por lazos de sangre, sino por aquellos que hacen la voluntad de Dios.

Jesús Sana en Sábado (Marcos 3:1-6)

Jesús entra en una sinagoga donde se encuentra un hombre con la mano seca. Los fariseos observan atentamente, esperando que Jesús lo sane para poder acusarlo de violar el sábado. Jesús, conociendo sus intenciones, les pregunta: «¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal? ¿Salvar la vida, o quitarla?» (Marcos 3:4). Ante su silencio, Jesús, lleno de ira por la dureza de sus corazones, sana al hombre. Los fariseos, tras este hecho, comienzan a conspirar con los herodianos para matarlo.

La Multitud Sigue a Jesús (Marcos 3:7-12)

Jesús se retira con sus discípulos hacia el mar, y una gran multitud de personas lo sigue desde diferentes regiones: Galilea, Judea, Idumea y más allá del Jordán. Las multitudes son tan grandes que Jesús pide a sus discípulos preparar una barca por temor a ser aplastado. La gente viene a Jesús porque han oído de sus sanaciones. Los espíritus inmundos, cuando lo ven, caen delante de Él y proclaman: «Tú eres el Hijo de Dios» (Marcos 3:11). Sin embargo, Jesús les ordena que no revelen quién es.

Elección de los Doce Apóstoles (Marcos 3:13-19)

Jesús sube a un monte y llama a los que Él quería. De entre sus seguidores, elige a doce para que lo acompañen y para enviarlos a predicar, dándoles autoridad para expulsar demonios. Los doce son: Simón (a quien llamó Pedro), Santiago y Juan (hijos de Zebedeo, a quienes Jesús llamó Boanerges, que significa «hijos del trueno»), Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananista, y Judas Iscariote, quien más tarde lo traicionaría.

Jesús y la Blasfemia Contra el Espíritu Santo (Marcos 3:20-30)

Jesús regresa a casa, y de nuevo, una multitud se reúne a tal punto que ni Él ni sus discípulos pueden comer. Los familiares de Jesús, creyendo que está fuera de sí, intentan llevarlo consigo. Mientras tanto, los escribas que han venido de Jerusalén acusan a Jesús de estar poseído por Beelzebú, diciendo que expulsa demonios por el poder del príncipe de los demonios. Jesús, respondiendo con una parábola, les muestra que un reino dividido contra sí mismo no puede sostenerse. Si Satanás se levanta contra sí mismo, está destruido. Además, advierte sobre la gravedad de la blasfemia contra el Espíritu Santo, declarando que es el único pecado imperdonable.

La Familia de Jesús (Marcos 3:31-35)

Mientras Jesús está enseñando, su madre y hermanos llegan y, estando afuera, lo llaman. La multitud le avisa que su familia lo busca, pero Jesús responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?» (Marcos 3:33). Luego, mirando a los que están sentados a su alrededor, dice: «He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre» (Marcos 3:34-35).

Versículo clave de Marcos 3:

«Y mirando alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y su mano fue restaurada sana.» Marcos 3:5

Este versículo es crucial porque muestra tanto la compasión como la indignación de Jesús. En este pasaje, los fariseos vigilaban a Jesús para ver si sanaría en sábado, buscando un motivo para acusarlo. Lo que encontramos es que Jesús, aunque enfrentaba la rigidez de los líderes religiosos, no se dejó limitar por las reglas humanas. Su principal preocupación era la restauración y el bienestar de las personas, y en este caso, sanó al hombre con la mano paralizada a pesar de la oposición.

La frase «entristecido por la dureza de sus corazones» destaca el dolor de Jesús ante la falta de compasión y la rigidez espiritual de aquellos que deberían haber sido líderes en amor y justicia. Su acto de sanidad desafía las normas religiosas de su tiempo y revela que el corazón de la ley es el amor, no el legalismo.

Oración:

Señor, te pedimos que no permitas que nuestros corazones se endurezcan ante las necesidades de los demás. Que podamos seguir el ejemplo de tu Hijo, Jesús, mostrando amor, compasión y misericordia, aun cuando enfrentemos oposición o incomprensión. Ayúdanos a ser sensibles a tu voluntad y a poner siempre el bienestar de las personas por encima de las normas vacías. En el nombre de Jesús, Amén.