Biblia Devocional en 1 Año: Marcos 4

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Marcos 4

En Marcos 4, Jesús enseña sobre el Reino de Dios a través de parábolas, destacando la importancia de recibir la Palabra con un corazón dispuesto y la manera en que el Reino crece silenciosa pero poderosamente. La calma de la tempestad muestra el poder soberano de Jesús sobre la naturaleza y desafía a sus seguidores a confiar plenamente en Él.

Parábola del Sembrador (Marcos 4:1-9)

Jesús enseña a una gran multitud desde una barca en el mar y les presenta la Parábola del Sembrador. En esta parábola, un sembrador sale a sembrar, y la semilla cae en diferentes tipos de terreno: junto al camino, en pedregales, entre espinos y en buena tierra. Sólo la semilla que cae en buena tierra da fruto, produciendo treinta, sesenta y hasta cien veces lo sembrado. Jesús concluye la parábola diciendo: «El que tiene oídos para oír, oiga» (Marcos 4:9).

Propósito de las Parábolas (Marcos 4:10-12)

Más tarde, cuando Jesús está a solas con los doce discípulos y otros seguidores, le preguntan acerca de las parábolas. Jesús explica que las parábolas son una forma de revelar los misterios del Reino de Dios a aquellos que están dispuestos a recibirlo, pero para otros, sirven para ocultar la verdad debido a la dureza de sus corazones. Esta enseñanza se basa en la profecía de Isaías, que habla de personas que ven y oyen, pero no comprenden.

Explicación de la Parábola del Sembrador (Marcos 4:13-20)

Jesús explica la parábola del sembrador a sus discípulos. La semilla representa la Palabra de Dios, y los diferentes tipos de suelo representan las distintas respuestas del corazón humano:

– El suelo junto al camino: aquellos que oyen la palabra pero Satanás viene y la quita.
– El suelo pedregoso: los que reciben la palabra con gozo, pero cuando viene la prueba o persecución, se apartan rápidamente.
– El suelo con espinos: aquellos que oyen la palabra, pero las preocupaciones del mundo y el engaño de las riquezas la ahogan, impidiendo que dé fruto.
– El suelo bueno: aquellos que oyen la palabra, la reciben y dan fruto en abundancia.

La Lámpara Bajo un Almud (Marcos 4:21-25)

Jesús usa otra parábola para enseñar sobre la luz de la verdad. Dice que una lámpara no se coloca debajo de un recipiente, sino en un lugar visible para que alumbre. Todo lo oculto será revelado y lo secreto será manifestado. Jesús exhorta a sus oyentes a que escuchen con atención, pues la medida que usen para oír será la medida que recibirán en conocimiento y entendimiento.

Parábola de la Semilla que Crece (Marcos 4:26-29)

Jesús continúa enseñando sobre el Reino de Dios. Compara el Reino con un hombre que siembra una semilla en la tierra y, aunque duerme o esté despierto, la semilla crece sin que él sepa cómo. La tierra produce el fruto por sí misma: primero hierba, luego espiga, y finalmente grano en la espiga. Cuando el grano madura, el hombre envía la hoz para cosecharlo, pues ha llegado el tiempo de la siega.

Parábola del Grano de Mostaza (Marcos 4:30-32)

Jesús compara el Reino de Dios con un grano de mostaza. Aunque es la más pequeña de todas las semillas, cuando se siembra, crece hasta convertirse en el mayor de los arbustos, extendiendo grandes ramas donde las aves pueden hacer sus nidos. Esta parábola enseña que el Reino de Dios, aunque parece pequeño en sus comienzos, crecerá hasta convertirse en algo grande y poderoso.

Jesús Calma la Tempestad (Marcos 4:35-41)

Al final del día, Jesús dice a sus discípulos que crucen al otro lado del mar. Mientras navegan, una gran tormenta se desata, llenando la barca de agua, y los discípulos, aterrados, despiertan a Jesús, quien está durmiendo. Le dicen: «Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?» (Marcos 4:38). Jesús se levanta, reprende al viento y al mar, diciendo: «¡Paz, quieto!» (Marcos 4:39), y al instante la tormenta cesa. Luego les pregunta a sus discípulos: «¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?» (Marcos 4:40). Los discípulos, llenos de asombro, se preguntan entre sí quién es este hombre, que incluso el viento y el mar le obedecen.

Versículo clave de Marcos 4:

«Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?» Marcos 4:40 

Este versículo destaca la lección de Jesús sobre la fe en medio de la adversidad. En este episodio, los discípulos estaban en una barca con Jesús cuando una gran tormenta se levantó, y ellos, aterrados, lo despertaron clamando por ayuda. Jesús calmó la tormenta y, después de hacer esto, los confrontó con esta pregunta penetrante: ¿por qué tenían miedo si Él estaba con ellos? ¿Por qué no confiaban?

Este versículo nos recuerda que incluso cuando atravesamos tempestades en nuestra vida, Dios está presente. La fe no es solo creer cuando todo está en calma; es confiar plenamente en que Dios tiene el control incluso cuando todo parece desmoronarse. La reprensión de Jesús a sus discípulos nos llama a desarrollar una confianza inquebrantable en su poder y su amor.

Oración:

Señor, ayúdanos a tener una fe firme en Ti, incluso en medio de las tormentas de la vida. Perdónanos cuando nos llenamos de temor y dudamos de tu poder y tu cuidado. Sabemos que Tú estás con nosotros en cada situación, y te pedimos que nos des la paz y la confianza para enfrentarlas con valentía. En el nombre de Jesús, Amén.