Marcos 5
En Marcos 5, Jesús muestra Su poder sobre los demonios, la enfermedad y la muerte. El hombre poseído es liberado, la mujer con flujo de sangre es sanada, y la hija de Jairo es resucitada. Estos milagros destacan la autoridad de Jesús sobre lo físico y lo espiritual, subrayando la importancia de la fe en la sanación y el poder transformador de su intervención divina.
El Endemoniado Gadareno (Marcos 5:1-20)
Jesús y sus discípulos llegan a la región de los gadarenos. Al desembarcar, se encuentran con un hombre poseído por un espíritu impuro que vivía entre las tumbas y no podía ser controlado ni con cadenas. El hombre se acercó corriendo a Jesús y se postró ante Él, clamando con gran voz, reconociendo a Jesús como el Hijo de Dios. El espíritu maligno, llamado «Legión» debido a ser muchos demonios, ruega a Jesús que no los expulse del lugar y pide ser enviado a una piara de cerdos cercana.
Jesús permite que los espíritus entren en los cerdos, y la piara, compuesta por unos dos mil animales, se precipita al mar y se ahoga. Los cuidadores de los cerdos huyen y cuentan lo sucedido en la ciudad, y la gente se acerca para ver lo ocurrido. Al llegar, ven al hombre que había estado poseído, ahora vestido y en su sano juicio. Temerosos, le piden a Jesús que se vaya de su región. El hombre liberado ruega acompañar a Jesús, pero Jesús le encomienda que regrese a su hogar y cuente las maravillas que Dios ha hecho por él. El hombre se va y proclama el milagro en la Decápolis, maravillando a todos.
La Curación de la Mujer con Flujo de Sangre y la Resurrección de la Hija de Jairo (Marcos 5:21-43)
De regreso al otro lado del mar, Jesús es recibido por una gran multitud. Jairo, un principal de la sinagoga, se acerca a Jesús, rogándole que sane a su hija que está a punto de morir. Jesús accede a ir con él, pero mientras caminan, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años se acerca a Jesús en secreto. Creyendo que si tocaba su manto sería sanada, lo hace y al instante queda libre de su enfermedad. Jesús siente que ha salido poder de Él y pregunta quién lo ha tocado. La mujer, temblando de miedo, confiesa lo sucedido. Jesús le dice: «Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz y queda sana de tu aflicción» (Marcos 5:34).
Mientras tanto, llegan mensajeros de la casa de Jairo informando que su hija ha muerto, pero Jesús lo alienta diciendo: «No temas, cree solamente» (Marcos 5:36). Al llegar a la casa de Jairo, Jesús encuentra a la gente llorando por la muerte de la niña. Entra con sus discípulos más cercanos y los padres de la niña, y tomando su mano, le dice: «Talita cumi», que significa «Niña, a ti te digo, levántate». La niña se levanta inmediatamente y camina, sorprendiendo a todos. Jesús ordena que le den de comer y que no divulguen lo sucedido.
Versículo clave de Marcos 5:
«Mas Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente.» Marcos 5:36
Este versículo es uno de los momentos más poderosos en el ministerio de Jesús, donde confronta el miedo y llama a una fe inquebrantable. Jairo, un principal de la sinagoga, acababa de recibir la noticia de que su hija había muerto. En medio de la desesperación y el dolor, Jesús lo anima con estas palabras: «No temas, cree solamente». Este mensaje subraya la importancia de la fe sobre el miedo y la duda, recordándonos que la fe en Cristo tiene el poder de superar incluso las situaciones más trágicas y desesperadas.
Jesús nos muestra que aunque las circunstancias puedan parecer imposibles de superar, no debemos permitir que el miedo domine nuestra respuesta. En lugar de sucumbir al temor, debemos enfocarnos en nuestra fe en el poder y la voluntad de Dios, quien es capaz de transformar cualquier situación por más desesperada que parezca.
Oración:
Señor, cuando el miedo se apodere de nuestro corazón, recuérdanos tus palabras: «No temas, cree solamente». Ayúdanos a confiar en Ti, aún cuando las circunstancias parezcan imposibles. Fortalece nuestra fe para que, en los momentos de mayor dificultad, podamos permanecer confiados en tu poder y amor. En el nombre de Jesús, Amén.