Mateo 28:
Mateo 28 culmina con la resurrección de Jesús, el evento central de la fe cristiana. La tumba vacía y el encuentro con el Cristo resucitado marcan la victoria definitiva sobre la muerte. La Gran Comisión que Jesús otorga a sus discípulos los envía a predicar el evangelio a todas las naciones, asegurándoles su presencia constante hasta el fin de los tiempos.
La Resurrección de Jesús (Mateo 28:1-10)
En el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María van al sepulcro de Jesús. Un gran terremoto ocurre cuando un ángel desciende del cielo, removiendo la piedra que cubría la entrada. Los guardias tiemblan y quedan como muertos de miedo. El ángel les dice a las mujeres que no teman, que Jesús ha resucitado tal como lo había prometido. Les muestra el lugar donde estaba y les instruye a que vayan rápidamente a decir a los discípulos que Jesús ha resucitado y que los encontrará en Galilea.
En su camino, las mujeres encuentran a Jesús. Ellas caen a sus pies, adorándolo. Jesús también les dice que no teman y les ordena que informen a sus hermanos que vayan a Galilea, donde lo verán.
La Conspiración de los Líderes Religiosos (Mateo 28:11-15)
Mientras las mujeres se dirigen a dar las noticias, algunos de los guardias del sepulcro van a los principales sacerdotes para contar lo ocurrido. Los líderes religiosos, alarmados, sobornan a los soldados con una gran cantidad de dinero, diciéndoles que deben informar que los discípulos de Jesús robaron su cuerpo durante la noche mientras dormían. Los soldados aceptan el soborno, y este rumor se extiende entre los judíos hasta el día de hoy.
La Gran Comisión (Mateo 28:16-20)
Los once discípulos van a Galilea, como Jesús les había ordenado, y lo encuentran en una montaña. Al verlo, algunos lo adoran, pero otros dudan. Jesús se acerca y les da la Gran Comisión, diciendo: «Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo».
Versículo clave de Mateo 28.
«Y Jesús se acercó y les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.» Mateo 28:18
Este versículo es crucial porque marca el inicio de la Gran Comisión, el mandato de Jesús a sus discípulos de hacer discípulos en todas las naciones. Jesús declara que ha recibido toda autoridad, tanto en el cielo como en la tierra, después de su resurrección. Este poder absoluto sobre toda la creación es un recordatorio de su divinidad y soberanía.
La declaración de Jesús es una garantía para los creyentes de que su autoridad está por encima de todas las cosas, lo que les da confianza para llevar el evangelio a todas partes. No solo les ordena ir, sino que les promete su presencia continua y su poder. Este versículo nos invita a confiar en el poder de Cristo y a comprometernos con la misión de compartir su mensaje con el mundo.
Oración:
Señor, gracias por tu autoridad suprema y por la promesa de tu presencia. Ayúdanos a ser fieles a la Gran Comisión, llevando tu palabra a todos los rincones del mundo con valentía y confianza, sabiendo que tu poder nos respalda. Que cada paso que demos sea para tu gloria y para la expansión de tu reino. En El Nombre de Jesús, Amén.