Biblia Devocional en 1 Año: Mateo 9

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Mateo 9: Jesús Sana a un Paralítico (Mateo 9:1-8)

Al regresar a su ciudad, Jesús encuentra a un paralítico que es llevado por sus amigos. Al ver su fe, Jesús le dice al hombre: «Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados» (Mateo 9:2). Esto causa controversia entre los escribas, que piensan que Jesús blasfema. Jesús, sabiendo sus pensamientos, les pregunta si es más fácil decir «tus pecados te son perdonados» o «levántate y anda», y luego sana al paralítico para demostrar su autoridad divina. El hombre se levanta y todos se maravillan, glorificando a Dios.

El Llamado de Mateo (Mateo 9:9-13)

Cristo pasa junto a un recaudador de impuestos llamado Mateo y le dice: «Sígueme». Mateo inmediatamente deja todo y lo sigue. Más tarde, cena en la casa de Mateo junto con otros recaudadores de impuestos y pecadores, lo que provoca críticas de los fariseos. Jesús responde: «Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos… Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento» (Mateo 9:12-13).

La Pregunta sobre el Ayuno (Mateo 9:14-17)

Los discípulos de Juan el Bautista preguntan a Jesús por qué sus discípulos no ayunan como ellos. Jesús responde con una metáfora: «¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto mientras el esposo está con ellos?» (Mateo 9:15). Explica que el tiempo para ayunar vendrá cuando Él ya no esté con ellos. Luego utiliza otra analogía, mencionando que no se pone vino nuevo en odres viejos, sugiriendo que su mensaje es algo nuevo que no puede ajustarse a las antiguas tradiciones.

Jesús Sana a la Hija de un Principal y a una Mujer con Hemorragia (Mateo 9:18-26)

Mientras Jesús habla, un líder de la sinagoga se le acerca, rogándole que vaya a su casa porque su hija ha muerto. Jesús accede, pero en el camino una mujer que había sufrido de hemorragia durante 12 años se acerca y toca su manto, creyendo que será sanada. Jesús se da cuenta y le dice: «Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado» (Mateo 9:22), y la mujer queda sana. Al llegar a la casa del principal, Jesús toma la mano de la niña y ella resucita.

Jesús Sana a Dos Ciegos y un Mudo Endemoniado (Mateo 9:27-34)

Dos ciegos siguen a Jesús, llamándolo «Hijo de David» y pidiendo ser sanados. Jesús les pregunta si creen que Él puede hacerlo, y al decir que sí, Jesús les toca los ojos y recuperan la vista. Luego, un hombre mudo poseído por un demonio es traído ante Cristo quién expulsa al demonio y el hombre habla, asombrando a la multitud. Sin embargo, los fariseos acusan al Señor de expulsar demonios por el poder del príncipe de los demonios.

La Compasión de Jesús por las Multitudes (Mateo 9:35-38)

Jesús continúa recorriendo ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas, predicando el evangelio y sanando enfermedades. Al ver a las multitudes, siente compasión por ellas porque estaban «desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor» (Mateo 9:36). Entonces, les dice a sus discípulos: «La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies» (Mateo 9:37-38).

Versículo clave de Mateo 9:

«Pero Jesús, oyendo esto, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.» Mateo 9:12

Este versículo es clave porque revela el corazón del ministerio de Cristo: Su misión de buscar y salvar a los que están perdidos y espiritualmente necesitados. Asi, responde a los fariseos que criticaban su compañía con los pecadores, explicando que su propósito no era estar con aquellos que se consideraban justos, sino con aquellos que reconocían su necesidad de salvación. Así como los enfermos necesitan de un médico, aquellos quebrantados por el pecado necesitan a Jesús, quien es el único capaz de restaurar sus vidas.

Este versículo nos enseña la profundidad de la gracia y misericordia del Señor. Nos recuerda que, cuando reconocemos nuestra necesidad de Él, encontramos en Cristo al Salvador que restaura nuestras almas.

Oración:

Señor, gracias por ser el médico de nuestras almas, siempre dispuesto a sanar nuestras heridas y restaurarnos. Te pedimos que nos ayudes a ser humildes y reconocer nuestra necesidad de ti, sabiendo que solo en tu presencia encontramos verdadera sanidad y perdón. Sana nuestras vidas y guíanos en tu camino de justicia y amor. En El Nombre de Jesús, Amén.