Romanos 16
Romanos 16 nos muestra el valor de la comunidad cristiana y la importancia de reconocer y honrar a aquellos que sirven al Señor. También nos advierte sobre los falsos maestros y nos llama a mantenernos firmes en la verdad del evangelio. Finalmente, nos recuerda que toda la gloria pertenece a Dios, quien nos fortalece y nos guía en la fe. Este capítulo nos anima a valorar la hermandad en Cristo, a ser fieles en el servicio y a dar gloria a Dios en todo.
Saludos a los Colaboradores en Cristo (Romanos 16:1-16)
Pablo concluye su carta con una serie de saludos personales a varios creyentes en Roma, reconociendo su labor en la iglesia. Entre ellos destaca a Febe, una sierva de la iglesia en Cencrea, recomendándola a los hermanos. Saluda a Priscila y Aquila, colaboradores en Cristo que arriesgaron sus vidas por él, y a la iglesia que se reúne en su casa.
También menciona a otros como Andrónico y Junias, sus parientes y compañeros de prisión, quienes eran creyentes antes que él, y a Trifena, Trifosa y Pérsida, mujeres que trabajaban arduamente en el Señor. Pablo concluye esta sección con un llamado a los hermanos a saludarse unos a otros con un beso santo.
Advertencia Contra los Falsos Maestros (Romanos 16:17-20)
Pablo advierte a los creyentes que se cuiden de aquellos que causan divisiones y enseñan doctrinas contrarias al evangelio. Les exhorta a evitar a estas personas, porque no sirven a Cristo, sino a sus propios intereses, engañando con palabras suaves y halagadoras.
Les anima a seguir en la obediencia y a ser sabios para el bien, pero inocentes en cuanto al mal. Finalmente, les da una promesa de victoria: Dios pronto aplastará a Satanás bajo sus pies.
Saludos Finales y Doxología (Romanos 16:21-27)
Pablo envía saludos de sus compañeros de ministerio, incluyendo a Timoteo, Lucio, Jasón y Sosípater. También menciona a Tercio, quien escribió la carta bajo el dictado de Pablo, y a Gayo, su anfitrión en Corinto.
El capítulo concluye con una doxología de alabanza a Dios, quien es poderoso para fortalecer a los creyentes según el evangelio de Jesucristo, revelado ahora para la obediencia de la fe entre todas las naciones.
Versículo clave:
«Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.» Romanos 16:20
Este versículo es una promesa de victoria y una declaración de la soberanía de Dios sobre el mal. Pablo asegura a los creyentes que Satanás será derrotado bajo sus pies, lo que refleja la victoria definitiva que tenemos en Cristo. Aunque enfrentamos luchas espirituales, Dios es quien nos da la victoria y nos capacita para resistir al enemigo.
El hecho de que Dios sea llamado «el Dios de paz» en este contexto nos recuerda que la verdadera paz no significa ausencia de conflicto, sino la certeza de que Dios está en control y que el mal no tendrá la última palabra. La gracia del Señor nos sostiene y fortalece mientras esperamos el cumplimiento total de su victoria.
Oración:
Señor, gracias porque en Ti tengo la seguridad de la victoria sobre todo mal. Ayúdame a confiar en tu poder y a permanecer firme en la fe, sabiendo que Tú aplastarás toda obra del enemigo. Que tu gracia me fortalezca cada día y me llene de paz, mientras espero el cumplimiento de tu perfecta voluntad. En el nombre de Jesús, Amén.