(Lee al final el estudio un devocional de Salmos 109. Esperamos sea de bendición para ti)
Salmo 111- Alabanza y acción de gracias a Dios
El Salmo 111 es un himno de alabanza y acción de gracias que ensalza la grandeza y la fidelidad de Dios. Sirve como recordatorio para que los creyentes reflexionen sobre las poderosas obras de Dios y le rindan el honor y la reverencia que merece. El salmo se atribuye al rey David y está lleno de bellas expresiones de adoración y culto.
El versículo inicial marca el tono: «Alabaré a Jehová con todo el corazón En la compañía y congregación de los rectos». (Salmo 111:1) El salmista comienza declarando su intención de ofrecer al Señor alabanza y gratitud de todo corazón. Este versículo subraya la importancia del culto comunitario y la alegría de reunirse con otros creyentes para dar gracias y honrar a Dios.
El versículo 2 destaca el deleite del salmista al contemplar las obras de Dios: «Grandes son las obras de Jehová, Buscadas de todos los que las quieren». Aquí, el salmista nos anima a gozarnos explorando y meditando las maravillosas obras de Dios. Las obras del Señor son un testimonio de Su sabiduría, poder y fidelidad, y nos invitan a profundizar en nuestra comprensión y aprecio de Su carácter.
El versículo 3 subraya el impacto de las obras de Dios: «Gloria y hermosura es su obra, Y su justicia permanece para siempre.». Este versículo subraya que las obras de Dios están marcadas por el esplendor y la majestad, que reflejan Su gloria. Además, Su justicia perdura eternamente, mostrando Su naturaleza inmutable e inquebrantable.
El salmista continúa destacando el tema de la redención y la salvación en los versículos 4 y 5: «Ha hecho memorables sus maravillas; Clemente y misericordioso es Jehová. Ha dado alimento a los que le temen; Para siempre se acordará de su pacto.». Estos versículos hablan de la fidelidad y la compasión de Dios. Dios no sólo realiza obras maravillosas, sino que también se asegura de que sean recordadas. Es clemente y misericordioso, satisface las necesidades de los que le temen y permanece fiel a Su pacto a lo largo de todas las generaciones.
El versículo 7 declara la rectitud y fiabilidad de los preceptos de Dios: «Las obras de sus manos son verdad y juicio; Fieles son todos sus mandamientos». Este versículo subraya que las obras de Dios y Sus mandamientos se caracterizan por la fidelidad, la justicia y la fiabilidad. Son una guía fiable para Su pueblo, que ofrece sabiduría y orientación para una vida recta.
El salmista reflexiona además sobre el temor del Señor en el versículo 10: «El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos; Su loor permanece para siempre». Este versículo subraya la importancia de reverenciar a Dios y reconocer Su autoridad. El temor del Señor no tiene que ver con el terror, sino con reconocer Su grandeza y acercarse a Él con reverencia y temor. Es el fundamento de la sabiduría y conduce a una comprensión profunda de Sus caminos. El salmista concluye afirmando que la alabanza de Dios perdura para siempre, destacando la naturaleza perpetua del culto y la adoración.
El Salmo 111 sirve de poderoso recordatorio de la grandeza, fidelidad y justicia de Dios. Llama a los creyentes a alabarle y darle gracias de todo corazón, a deleitarse en Sus obras y a vivir asombrados por Su sabiduría. El salmo nos invita a reflexionar sobre los actos redentores de Dios, Su provisión para Su pueblo y la fiabilidad de Sus mandamientos. En última instancia, nos lleva a reconocer el temor del Señor como principio de la sabiduría y a ofrecer alabanzas perpetuas a Aquel que es digno de todo honor y adoración.
Devocionario:
El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos; Su loor permanece para siempre. (Salmos 111:10)
En el Salmo 111, encontramos una profunda verdad: «El principio de la sabiduría es el temor de Jehová». Este versículo nos invita a reflexionar sobre la importancia de reverenciar a Dios y reconocer Su autoridad en nuestras vidas. Nos recuerda que la verdadera sabiduría comienza con un temor profundo y permanente del Señor.
El temor del Señor no consiste en tener miedo de Dios, sino en reconocer Su grandeza, santidad y soberanía. Es una actitud de reverencia, humilldad y respeto que reconoce nuestra dependencia de Él y nuestra necesidad de Su guía y sabiduría. Cuando nos acercamos Nuestro Padre Celestial con humildad y un temor sano, nos colocamos en posición de recibir Su sabiduría y comprensión.
Este versículo continúa asegurándonos que quienes practican el temor del Señor tendrán un buen entendimiento. A medida que cultivamos un corazón que reverencia a Dios y busca alinearse con Su voluntad, Él nos concede perspicacia y discernimiento. Nuestras mentes se iluminan y adquirimos una comprensión más profunda de Sus caminos, Su carácter y Sus propósitos.
El temor del Señor también nos lleva a adorarle y alabarle. Por ello, el salmista declara: «¡Su alabanza es eterna!». Cuando reconocemos la grandeza, la fidelidad y la justicia de Dios, nuestros corazones rebosan gratitud y adoración. No podemos evitar responder con alabanzas por quién es Él y por lo que ha hecho.
Mientras atravesamos por las complejidades de la vida, el temor del Señor se convierte en una brújula que guía nuestras decisiones y acciones. Da forma a nuestras prioridades, alineándolas con Su grandiosa voluntad, y nos impulsa a buscar Su sabiduría en cada situación, confiando en que Él nos proporcionará la comprensión que necesitamos para superar, con paciencia y fe, todas nuestras adversidades.
Oración: