(Lee al final el estudio un devocional de Salmos 125. Esperamos sea de bendición para ti)
El Salmo 125: La Seguridad del que Confía en el Señor
El Salmo 125 es un himno de confianza en la protección y seguridad que proviene de Dios. Este salmo, atribuido a David, expresa la confianza del salmista en que aquellos que confían en el Señor son como el monte de Sion, que permanece firme y no puede ser sacudido. El salmista proclama la seguridad de aquellos que confían en Dios, comparándolos con los montes que rodean a Jerusalén, los cuales permanecen inquebrantables.
En este Salmo, se destaca la confianza en Dios como la fuente de seguridad y protección. El salmista reconoce que aunque los justos puedan enfrentar adversidades y pruebas, el Señor los rodea como las montañas rodean a Jerusalén. La confianza en Dios les brinda una protección constante y les asegura que el mal no prevalecerá sobre ellos.
La Inquebrantable Montaña de Sion
El Salmo 125 comienza con una imagen poderosa: «Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre.» (Salmo 125:1). Esta apertura establece el tono del Salmo, enfocándose en la idea de la firmeza y la estabilidad que se encuentra en Dios. El monte Sion, como símbolo de la Ciudad de David, se convierte en un recordatorio de la seguridad que experimentan los que confían en el Señor.
Protección Divina alrededor de Su Pueblo
El Salmo 125 continúa con una imagen de protección divina alrededor de Su pueblo: «Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, así Jehová está alrededor de su pueblo desde este momento y para siempre.» (Salmo 125:2). Los montes que rodean Jerusalén representan una barrera protectora, y de manera similar, el Salmo sugiere que Dios rodea a Su pueblo con Su protección constante.
Los Impíos No Prevalecerán
El Salmo 125 hace una declaración de confianza en que los impíos no prevalecerán: «Porque el cetro de la impiedad no descansará sobre la suerte de los justos.» (Salmo 125:3). Esta declaración refleja la creencia de que, a pesar de los desafíos y las pruebas, la justicia prevalecerá y los impíos no tendrán la última palabra.
La Llamada a la Paz y la Prosperidad
El Salmo 125 concluye con una llamada a la paz y la prosperidad: «Orad por la paz de Jerusalén; Sean prosperados los que te aman.» (Salmo 125:5). Esta oración refleja la importancia de buscar la paz y la prosperidad en la ciudad de Dios, ya que estas bendiciones están conectadas con el amor y la lealtad hacia Jerusalén.
Relevancia Actual
El Salmo 125 tiene una relevancia continua en la vida de los creyentes. Nos recuerda la seguridad y la confianza que encontramos en Dios, así como la importancia de buscar la paz y la prosperidad tanto en nuestras vidas personales como en nuestras comunidades.
En resumen, el Salmo 125 es un canto que enfatiza la seguridad y la confianza que se encuentran en el Señor. Este Salmo celebra la firmeza y la estabilidad que provienen de la confianza en Dios y la protección divina que rodea a Su pueblo. Es un recordatorio de que aquellos que confían en el Señor pueden enfrentar con confianza los desafíos de la vida y buscar la paz y la prosperidad en su entorno.
Devocional:
Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, Que no se mueve, sino que permanece para siempre. Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, Así Jehová está alrededor de su pueblo Desde ahora y para siempre. (Salmos 125:1-2)
David dice que aquellos que ponen todo su peso en el Señor y confían completamente en Él, no pueden ser movidos o literalmente sacudidos. El que hizo los montes es nuestra seguridad, así que no debemos temer servirle con todo nuestro corazón y nuestras fuerzas. ¿En qué se parece el Señor al monte Sión? Ciertamente una montaña tiene estabilidad. Sin duda, cuando David era pequeño, observó por primera vez el monte Sión en el horizonte, a sólo unos kilómetros de su casa en Belén. Cuando se hizo joven, el monte seguía allí, inmutable y seguro mientras cuidaba ovejas a su vista. Y cuando envejeció, Sión seguía allí. El monte Sión sigue allí hasta el día de hoy, 3000 años después. Nuestro Dios es estable y fiable y nunca cambiará.
Muchos creyentes parecen servir al Señor como si la vida cristiana fuera como caminar por una cuerda floja sin red sobre un gran risco al lado de un precipicio. Pero las Escrituras nos dicen que la realidad es justo lo contrario. El pequeño libro de Judas del Nuevo Testamento nos dice que debemos tener confianza en que Dios es capaz de guardarnos de caer y llevarnos al cielo sanos y salvos: «Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría». Dios es capaz donde nosotros no lo somos, estando: «plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido» (Rom. 4: 21). O como alguien dijo: «Yo no puedo, pero Dios sí». Dios es el mismo ayer, hoy y siempre (Heb. 13:8). Cuando confiamos nuestra vida a Él, podemos estar seguros de que Él está dispuesto y es capaz de llevarnos de vuelta a casa.
Oración:
Señor, confesamos que Tú eres capaz incluso cuando nosotros no lo somos. Te pedimos que nos mantengas impasibles y seguros en este día, para afrontar cada una de las batallas en las que debamos luchar, y para superar con confianza y con fe, los obstáculos que quieran impedir nuestro avance hacia Tu gloriosa voluntad en nuestras vidas. En El Nombre de Jesús, Amén.