(Lee al final el estudio un devocional de Salmos 131. Esperamos sea de bendición para ti)
El Salmo 131: Descansar en el Padre con la fe de un Niño
El Salmo 131 es un salmo breve pero profundo atribuido al rey David. Compuesto por sólo tres versículos, este salmo expresa una postura humilde y confiada ante Dios. A menudo se considera un salmo de humildad y satisfacción, que ofrece valiosas percepciones sobre el camino espiritual del hombre en cuanto a su esperanza puesta en la provisión y el cuidado de Su Padre Celestial.
El salmo comienza con una declaración de humildad, pues David expresa su falta de orgullo y arrogancia. Reconoce que su corazón no se enaltece, ni se preocupa por asuntos demasiado grandes o maravillosos para él. Este versículo inicial marca el tono del salmo, subrayando la importancia de un corazón humilde y rendido ante El Señor.
En el segundo versículo, David emplea una metáfora para ilustrar su estado espiritual. Se compara a sí mismo con un niño destetado que está preparado para desenvolverse en un nivel mayor de independencia respecto de su madre, aún siendo todavía, en la metáfora, siendo un niño. Esta imagen transmite una sensación de seguridad, dependencia y satisfacción. En la antigüedad, el destete era un hito importante en la vida de un niño, que simbolizaba la madurez y la independencia. Al utilizar esta metáfora, David se retrata a sí mismo como alguien que ha alcanzado un lugar de madurez espiritual y pacífica confianza en Dios.
El tercer y último versículo cierra el salmo con una exhortación a Israel para que ponga su esperanza en el Señor desde ahora y para siempre. David anima al pueblo a emular su postura humilde y confiada ante Dios. Les invita a encontrar su satisfacción y esperanza en el Señor, subrayando que se trata de un compromiso para toda la vida.
El Salmo 131 ofrece valiosas lecciones para los creyentes de hoy. Enseña la importancia de la humildad, de reconocer nuestras limitaciones y de no dejarnos consumir por asuntos que van más allá de nuestra comprensión. El ejemplo de David del niño destetado nos recuerda que debemos encontrar nuestro descanso y seguridad en Dios, igual que un niño encuentra consuelo en la presencia de una madre que le nutre. El salmo también nos llama a poner nuestra esperanza sólo en el Señor, tanto en el presente como por toda la eternidad.
Este salmo desafía nuestras tendencias humanas hacia el orgullo, la autosuficiencia y la búsqueda de conocimientos y logros mundanos para el aplauso de los hombres y no del Señor. Nos recuerda que debemos cultivar una fe infantil, caracterizada por la humildad, la confianza y la satisfacción en descansar bajo el cuidado de Dios. En un mundo en el que a menudo se valora la autopromoción y la acumulación de conocimientos y poder, el Salmo 131 sirve de amable recordatorio para volver a un lugar de infantil dependencia de Dios.
El Salmo 131 también es significativo en el contexto del culto y de la alabanza. Sirve como recordatorio para acercarse a Dios con un corazón humilde y contrito, libre de orgullo y justicia propia. Anima a los creyentes a encontrar su descanso y satisfacción en la presencia de Dios, en lugar de luchar por el reconocimiento y el estatus.
En resumen, el Salmo 131 es una hermosa expresión de humildad, satisfacción y confianza en Dios. Nos invita a abandonar el orgullo y las búsquedas mundanas, encontrando nuestro descanso y esperanza en el Señor. Mediante la metáfora de un niño destetado, David ilustra la paz y la seguridad que se derivan de entregarse al cuidado de Dios. Este salmo sirve de recordatorio intemporal para abrazar la humildad, cultivar la fe infantil y depositar nuestra confianza en el amor eterno del Señor.
Devocional:
Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron; Ni anduve en grandezas, Ni en cosas demasiado sublimes para mí. (Salmos 131:1)
David se acordó en este punto de que no debía tener un corazón orgulloso ni altanero. La soberbia debe rechazarse y considerarse pecado, porque significa que, en lugar de confiar y apoyarnos en Dios, confiamos en nosotros mismos. También suele hacer que infravaloremos el mérito de otra persona. Cuando intentamos dirigir nuestra propia vida, prescindiendo de Dios, nos volvemos vulnerables a nuestra carne y al enemigo. Ni siquiera deberíamos confiar en nuestra propia capacidad para aferrarnos a Dios, sino en Su capacidad para aferrarse a nosotros.
Cuando David dijo: «Ni me ocupo de grandes asuntos», no estaba poniendo una excusa para evitar los retos de la vida, sino reconociendo su necesidad de elegir sabiamente sus batallas. Este término es una estrategia militar muy conocida, que sugiere que cuando las tropas no dan abasto, suelen fracasar. Lo que Dios nos está diciendo en esta revelación, es que debemos mantenernos centrados en los asuntos que nos ocupan, permanecer humildes y no sobrevalorarnos ni extralimitarnos. Y es que elegir las batallas adecuadas, por los motivos adecuados, requiere oración y la aportación de mentores o consejeros sabios.
Un hombre aprendió bien esta lección, y resulta útil examinar su sabiduría. En 1920, un joven canadiense llamado Oswald Smith estaba convencido de que Dios le llamaba al campo misionero. Oraba una y otra vez: «Señor, quiero ir como misionero para ti. Ábreme una puerta de servicio». Sin embargo, la junta examinadora de misioneros, que seleccionaba a los misioneros, no estaba de acuerdo. Al comparecer ante la junta, no superó la prueba pues según ellos, no reunía los requisitos exigidos. Smith había deseado una dirección, pero ahora se encontraba ante un callejón sin salida. ¿Qué iba a hacer? Mientras oraba, sintió que el Espíritu Santo plantaba otra idea en su corazón. Si no podía ir como misionero, construiría una iglesia que pudiera enviar misioneros. En 1928, fundó la Iglesia del Pueblo en Toronto (Canadá). Creció y llegó a enviar más misioneros que ninguna otra iglesia de la época. Oswald Smith evaluó correctamente su batalla, y lo que al principio parecía un obstáculo se convirtió en una vía principal de servicio. Al elegir cuidadosamente su batalla, se mantuvo centrado en el presente y siguió sirviendo fielmente al Señor durante 80 años.
Aceptar la invitación del Salmos 131, nos abrirá la puerta hacia un caminar esperanzador de la mano del Señor: la fe infantil de un niño, disipará la sombra de la duda en las pruebas y la sabiduría nos permitirá elegir de forma prudente, cuando, dónde y cómo actuar, para alcanzar los objetivos que El Señor ha trazado para nuestra vida.
Dios Te Bendiga.
Oración:
Señor, ayúdanos a mantenernos centrados en lo que podemos hacer ahora en Tu Reino y a elegir sabiamente nuestras batallas. En El Nombre de Jesús, Amén.