(Lee al final el estudio un devocional de Salmos 57. Esperamos sea de bendición para ti)
Explicación y significado del Salmo 57
El Salmo 57 es una sentida súplica de ayuda y liberación en medio de circunstancias difíciles. Se atribuye a David cuando huía del rey Saúl y se refugió en una cueva. En este salmo encontramos palabras de aliento y lecciones que son relevantes para nosotros hoy.
El versículo 1 comienza con David buscando refugio metafóricamente a la sombra de las alas de Dios. Nos recuerda que, en tiempos difíciles, nuestro primer instinto debería ser buscar refugio y protección en la presencia del Señor. Igual que un pájaro encuentra seguridad bajo las alas de su padre, nosotros podemos hallar seguridad y consuelo en el abrazo amoroso de nuestro Padre Celestial.
En el versículo 2, David invoca a Dios, reconociéndole como su fuente de fuerza y resguardo. Reconoce que sólo Dios puede proporcionarle la ayuda que necesita. Este versículo nos recuerda la importancia de acudir al Señor en oración en los momentos de dificultad. Él siempre está dispuesto a escucharnos y a extendernos Su amor y fidelidad inagotables.
El versículo 3 refleja la confianza de David en la liberación que recibiría del Señor. A pesar de las amenazas y peligros que le rodeaban a manos de Saúl, David expresa una fe inquebrantable en la capacidad de Dios todopoderoso para salvarle y librarle. Este versículo nos anima a cultivar una profunda confianza en la soberanía de Dios y en Su capacidad para rescatarnos de cualquier situación a la que nos enfrentemos, no temiendo por el futuro, ni por el pasado que se encuentran en manos de nuestros Padre Celestial, sino aferrándonos a Él, en el presente para luchar la buena batalla de la fe, a la que somos llamados como creyentes.
En los versículos 4-6, David se dirige a sus enemigos, reconociendo su maldad y su intención de hacerle daño. Sin embargo, declara con confianza que la fidelidad y el amor inquebrantable de Dios llegan hasta los cielos. El centro de atención de David se desplaza de sus adversarios a la grandeza de Dios. Esta parte del salmo nos recuerda que debemos apartar la mirada de nuestros problemas y fijarla en la majestad y el poder de Dios, que es perfecto. Cuando magnificamos a Dios en nuestro corazón y en nuestra mente, nos llenamos de la certeza de victoria que hallamos en las promesas grandiosas que El Señor nos ha revelado por medio de Su Palabra.
El versículo 7 es un momento crucial de adoración y alabanza. El corazón de David está firme y resuelto a cantar y hacer música para alabar a Dios. En medio de sus pruebas, David elige adorar. Esto nos enseña que la adoración no está reservada a los tiempos de facilidad y prosperidad, ni sólo de alegría o regocijo. Es una expresión de nuestra fe y confianza en Dios, más aún cuando enfrentamos momentos de prueba y de dificultad.
El salmo concluye en los versículos 8-11 con una declaración de la supremacía de Dios y de Su amor fiel. David reconoce que el amor y la fidelidad de Dios son más altos que los cielos y que Su gloria se extiende por toda la tierra. Esta porción final nos recuerda que Dios es digno de nuestra confianza y alabanza, independientemente de nuestras circunstancias. Su amor y Su fidelidad son inmutables, y Él cumplirá Sus propósitos en nuestras vidas, siempre es su perfecto momento y tiempo.
Al reflexionar sobre el Salmo 57, se nos anima a buscar refugio en Dios, confiar en Su liberación, adorarle en todas las circunstancias y declarar Su grandeza. Este salmo nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, Dios está con nosotros, y Su amor y fidelidad nos sostendrán. Que encontremos fuerza e inspiración en estas palabras mientras somos conducidos por el Señor, en medio de los desafíos de la vida, sabiendo que Él es nuestro refugio y nuestra ayuda siempre presente.
Devocional:
Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; Porque en ti ha confiado mi alma, Y en la sombra de tus alas me ampararé Hasta que pasen los quebrantos. (Salmos 57:1)
El título del Salmo 57 «Himno de David, cuando huyó de delante de Saúl a la cueva» indica que sigue cronológicamente los acontecimientos del Salmo 56. En 1 Samuel 22:1 se afirma que: «David huyó de la ciudad de Gat y se dirigió a la cueva de Adulam». Fue entonces cuando «todos los que estaban en apuros, los endeudados y los descontentos, también se unieron a él; y se convirtió en su líder» (1 Samuel 22:2). Sin embargo, a pesar de dirigir a un grupo numeroso, en su corazón David estaba solo con sus miedos, dudas y confusiones, sobre todo acerca de cómo Dios cumpliría la llamada para que se convirtiera en rey. A todos los efectos, Saúl era quien dirigía su destino en aquel momento: estaba en el trono y David era un mero fugitivo escondido en una cueva.
Mientras estaba en la cueva, David escribió este Salmo y recobró el valor con un sorprendente espíritu positivo de confianza y alabanza. Declara: «Me refugiaré a la sombra de tus alas hasta que pase el peligro» (v.1b). Y mientras espera que las cosas cambien a su favor, dice: «Clamo al Dios Altísimo, al Dios que cumple su propósito para conmigo» (v. 2).
Descansando en esta confianza, David puede entonces permanecer sin miedo «en medio de los leones» (v. 4), por así decirlo. Confía en que el mal que planean para él se volverá contra sus enemigos: «Abrieron una fosa en mi camino, pero fueron ellos los que cayeron en ella» (v. 6).
En medio de las circunstancias más desalentadoras, alaba a su Señor. Dos veces (vv. 5 y 11) eleva el coro: «¡Exaltado seas, oh Dios, sobre los cielos! Exaltado sea tu gloria sobre toda la tierra». Dios está por encima de todo y es más grande que cualquier fuerza contraria. Mucho antes de que las cosas cambien para él, David muestra que ya está en paz con los propósitos de Dios: «Te alabaré, Señor, … porque tu amor es tan grande que llega hasta los cielos» (vv. 9, 10). La cueva resuena con su canto de alabanza. Alza la voz y canta: «¡Despierta, alma mía! ¡Despierta, arpa y lira! Despertaré a la aurora». El sol no le despierta a él, ¡es él quien despierta al sol con sus cantos y alabanzas!
Si hubiera mucha más alabanza al Señor y mucha menos repetición de desalientos, se ganarían muchas más victorias. No dejes que tu cueva sea tu prisión; llénala con la luz de la presencia de Dios a través de la alabanza, y el resplandor de ese brillo te devolverá al camino de paz y sosiego que El Señor ha preparado con amor, para cada uno de los que le siguen y le sirven.
Oración:
Señor, alumbra con Tu brillo perfecto y resplandeciente, la oscuridad que posan sobre mi corazón y mi mente las pruebas y las difícultades. Que Tu luz ilumine nuevamente mi camino y me permita ver con claridad Tu amor, Tu bendición y Tu cuidado, que aún cuando a veces, crea sentirlo alejado, esta por el contrario cerca de mi, presto para librarme. En El Nombre de Jesús, Amén.