Biblia Devocional en 1 Año: Salmos 70

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(Lee al final el estudio un devocional de Salmos 70. Esperamos sea de bendición para ti)

Explicación Salmos 70

El Salmo 70 es una súplica concisa y sentida por la rápida intervención y liberación de Dios. Está estrechamente relacionado con el Salmo 40:13-17, pues comparten el tema común de buscar la ayuda de Dios en tiempos difíciles. Este salmo sirve de modelo para la oración más urgente y sincera en medio de las pruebas de la vida.

Un pedido de ayuda

El salmo comienza con una petición directa y apasionada: «Oh Dios, acude a librarme; Apresúrate, oh Dios, a socorrerme.». La repetición de «apresúrate» subraya el sentido de urgencia y desesperación del salmista. Es una súplica de intervención divina inmediata ante un peligro o una angustia inminentes.

Vergüenza y confusión para los adversarios

El salmista expresa su preocupación por quienes pretenden perjudicarle: «Que se vuelvan atrás y se confundan los que desean mi mal». Esta oración refleja el motivo bíblico común de pedir a Dios que confunda y derrote a los enemigos. El salmista busca vindicación y protección frente a quienes desean causarle daño.

Un deseo de triunfo de Dios

En el versículo 4, el salmista anticipa la respuesta de los justos cuando sean testigos de la intervención de Dios: «Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, Y digan siempre los que aman tu salvación: Engrandecido sea Dios». El salmista anhela que la gloria de Dios se revele a través de Su liberación, lo que conducirá a la alabanza y magnificación de Su nombre.

Un reconocimiento de la necesidad

El salmista no se acerca a Dios con orgullo, sino con humildad, reconociendo su necesidad personal: «Yo estoy afligido y menesteroso; Apresúrate a mí, oh Dios. Ayuda mía y mi libertador eres tú; Oh Jehová, no te detengas.». Esta admisión de necesidad subraya la confianza del salmista en Dios como fuente última de ayuda y liberación.

Salmo 70: Lecciones para hoy

El Salmo 70 sirve como recordatorio de que es aceptable y beneficioso acercarse a Dios con oraciones urgentes en tiempos de angustia. Las palabras del salmista reflejan las auténticas súplicas del corazón humano cuando se enfrenta a la adversidad, al peligro o a circunstancias abrumadoras.

En el acelerado mundo actual, es fácil creer que debemos tenerlo todo bajo control, incluidas nuestras oraciones. Sin embargo, el Salmo 70 nos enseña que es perfectamente válido acercarse a Dios con un sentimiento de urgencia, sabiendo que Él acoge nuestras súplicas de auxilio. No necesitamos tener todas las palabras adecuadas; sólo necesitamos tener un corazón que busque fervientemente la intervención de Dios.

Este salmo también subraya la importancia de reconocer nuestra dependencia de Dios. El salmista reconoce su propia pobreza y necesidad, reforzando la verdad de que Dios es nuestra ayuda y libertador últimos. En los momentos de vulnerabilidad, podemos encontrar fuerza al entregarnos al cuidado del Señor.

Cuando te enfrentes a retos y dificultades, que el Salmo 70 te inspire a acercarte a Dios con honestidad. Que te recuerde que Dios está siempre dispuesto a escuchar tu clamor de ayuda y liberación, y que refuerce tu confianza en Su amor y cuidado infalibles.

Devocional:

Yo estoy afligido y menesteroso; Apresúrate a mí, oh Dios. Ayuda mía y mi libertador eres tú; Oh Jehová, no te detengas. (Salmos 70:5)

En una oración suplicante, David expresó, en pocas palabras, su urgencia de ser rescatado. Esto ejemplifica lo que ocurre cuando alguien se encuentra en una situación de emergencia. Según la situación, las palabras deben ser pocas y directas. A veces quedan ahogadas por gritos o llantos, que también son una llamada de auxilio. En nuestra condición vulnerable ante el acusador que nos acosa constantemente, somos pobres y necesitamos los cuidados de Dios. Y necesitamos su ayuda y protección.

La situación mundial actual lo ha puesto de manifiesto, y la intensidad del grito del salmista debería ser la nuestra, ante los derrumbamientos que han despertado la curiosidad incluso de ateos declarados por las profecías bíblicas. Para los que buscan a Dios y aman su salvación, es hora de alegrarnos y declarar con nuestras vidas: «¡Engrandecido sea Dios!» (v.4). Como Pablo, aprende a vivir el dualismo cristiano: «tristes, pero siempre alegres» (2 Co 6:10). Porque es imposible no entristecerse por los daños que día a día vemos en el mundo, pero también es imposible no alegrarse al saber que nuestro Señor y Salvador está a las puertas.

Vivimos días de misericordia, prolongados por la longanimidad de Dios (2Pe.3:9). Con odio asesino, Satanás ha estado lanzando sus dardos de fuego y nadie escaparía si no fuera por la armadura hecha en la cruz y disponible para todo el que crea. Jesús está armando a sus siervos que han clamado por su ayuda con lágrimas y agonía de espíritu. Igual que en la cruz Jesús dijo con un fuerte grito: «¡Consumado es!» (Jn 19,30), está a punto de lanzar el grito que pondrá fin a la historia del pecado: «¡Consumado es!» (Ap 16,17).

¿De qué lado estamos hoy en el gran conflicto? Que permitamos la acción transformadora del Espíritu Santo en nuestras vidas y esperemos vigilantes, anhelando la venida de nuestro Libertador.

Por favor, «¡Señor, no te detengas!» (v.5).

¡Velemos y oremos!

Oración:

Padre Celestial,

En la urgencia de nuestra necesidad, nos dirigimos a Ti, como hizo el salmista en el Salmo 70. ¡Apresúrate, oh Dios, a liberarnos! Reconocemos nuestra dependencia de Ti, que eres nuestra verdadera fuente de ayuda y liberador.

Que Tu nombre sea magnificado por Tu rápida intervención en nuestras vidas. Confunde a quienes tratan de hacernos daño, y haz que Tu gloria brille a través de nuestra liberación.

Reconocemos nuestra propia necesidad y miramos hacia Ti como nuestra fuente última de fuerza y refugio. Gracias por Tu presencia en nuestras vidas, Señor.

En el nombre de Jesús, oramos.

Amén.