(Lee al final el estudio un devocional de Salmos 72. Esperamos sea de bendición para ti)
Explicación y significado del Salmo 72
El Salmo 72 es atribuido al rey David y se titula «Oración por el rey». Es un salmo de súplica y bendición que expresa los deseos y las expectativas para el rey de Israel (v. 1). El salmista expresa que el rey debe gobernar con justicia y defender a los oprimidos (v. 2) y que bajo su liderazgo, el pueblo prosperará y florecerá (v. 3).
«Da al rey tus juicios, oh Dios, y tu justicia al hijo del rey.» (Salmo 72:1)
El salmista también expresa la necesidad de que el rey proteja al pueblo de los opresores y de los enemigos (v. 4). El rey es visto como un defensor de los necesitados y de aquellos que no pueden valerse por sí mismos (vv. 12-14).
«Defenderá la causa de los afligidos del pueblo, salvará a los hijos del menesteroso y aplastará al opresor.» (Salmo 72:4)
El salmista habla de cómo el rey será honrado y adorado por los reyes de otras naciones (v. 10). Las riquezas y la abundancia fluirán hacia el rey, y las naciones le rendirán tributo y le ofrecerán regalos (vv. 15-17).
«Los reyes de Tarsis y de las costas traerán presentes; los reyes de Sabá y de Seba ofrecerán dones. Todos los reyes se postrarán delante de él; todas las naciones le servirán.» (Salmo 72:10-11)
El salmo concluye con una bendición final y una afirmación de que solo Dios puede realizar todas estas cosas maravillosas (vv. 18-20). El salmista reconoce que solo Dios es digno de alabanza y adoración, y declara que toda la tierra debe estar llena de Su gloria.
«Bendito sea Jehová Dios, el Dios de Israel, el único que hace maravillas. Y bendito sea para siempre su nombre glorioso; y toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y Amén.» (Salmo 72:18-20)
En resumen, el Salmo 72 es una oración por el rey, pidiendo a Dios que le conceda justicia y bendiciones. El rey debe gobernar con justicia, defender a los oprimidos y proteger al pueblo de los enemigos. Bajo su liderazgo, el pueblo prosperará y las naciones le rendirán tributo. El salmo concluye con una declaración de alabanza a Dios y Su gloria.
Devocional:
«Bendito sea Jehová Dios, el Dios de Israel, el único que hace maravillas. Y bendito sea para siempre su nombre glorioso; y toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y Amén.» (Salmo 72:18-20)
El Salmo 72 es una oración por el rey, pero también contiene una poderosa declaración de alabanza y adoración a Dios. En el versículo 18, el salmista proclama bendiciones sobre el nombre glorioso de Jehová, reconociendo que Él es el Dios de Israel, el único que hace maravillas.
Este versículo nos invita a contemplar la grandeza de Dios y a reconocer Su poder y majestad. Dios es digno de toda bendición y alabanza, y Su nombre glorioso debe ser exaltado en todo momento. Él es el Creador del universo y el Sustentador de nuestras vidas.
Además, el salmista expresa un anhelo profundo: que toda la tierra sea llena de la gloria de Dios. Este deseo revela la pasión del salmista por la manifestación de la presencia y el poder de Dios en todo lugar. Es un llamado a que todos los seres humanos reconozcan y adoren al Dios verdadero.
Que el Salmo 72 te inspire a alabar y adorar al Dios que hace maravillas. Que Su gloria llene tu vida y se manifieste a través de ti mientras compartes el mensaje del Evangelio. ¡Velemos y oremos!
¡Buenos días constantes en la alabanza al Señor!
Oración:
Amado Dios, te bendecimos y exaltamos tu nombre glorioso. Tú eres el único que hace maravillas y mereces toda nuestra alabanza. Reconocemos que eres el Dios de Israel, el Creador del cielo y de la tierra.
Te pedimos, Señor, que tu gloria llene toda la tierra. Que cada nación, cada pueblo y cada corazón reconozcan tu grandeza y te adoren. Que tu presencia se manifieste de manera poderosa en cada rincón del mundo.
Permite que seamos instrumentos de tu gloria, Señor. Ayúdanos a vivir vidas que reflejen tu amor y tu poder. Capacítanos para llevar tu mensaje de salvación a aquellos que aún no te conocen. Que nuestras palabras y acciones sean testimonio de tu grandeza y amor.
Dios Todopoderoso, te rendimos honra y adoración. Que tu nombre sea glorificado por siempre. En el nombre de Jesús, amén.