Versículo:
Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera. (Isaías 64:4)
Comentario:
Sólo unas pocas cosas me han abrumado con mayor alegría que la verdad de que Dios ama mostrar su divinidad trabajando para mí, y que su trabajo para mí está siempre antes, debajo y en cualquier trabajo que haga para él.
Al principio, puede sonar arrogante sobre nosotros, e implicar un desprecio por Dios, decir que trabaja para nosotros. Pero eso es sólo por la connotación de que soy un empleador y que Dios necesita un trabajo. Ese no es el punto en el que la Biblia habla de Dios trabajando para nosotros. Como en Isaías 64:4: Dios trabaja «para el que espera en él».
El sentido correcto de decir que Dios trabaja para mí es que estoy arruinado y necesito ayuda. Soy débil y necesito a alguien fuerte. Estoy en peligro y necesito un protector. Soy ignorante y necesito a alguien sabio. Estoy perdido y necesito un guía.
Que Dios trabaje para mí significa que no puedo hacer el trabajo.
Y eso lo glorifica a él, no a mí. El Proveedor recibe la gloria. El Poderoso recibe los elogios.
Acepta esta verdad y libérate de la carga. Deja que Dios haga este trabajo.
Oración:
Señor, gracias por, en Tu amor, ayudarme con el trabajo que mis fuerzas, ni habilidades me permiten realizar.