Versículo:
Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. (Salmos 103:1-2)
Comentario:
El Salmo 103 es uno de esos pasajes bíblicos que eleva nuestra alma, porque es la alabanza de un siervo temeroso y agradecido a Dios, que se empeña en compartirlo con todos a través de un canto de gratitud.
¡No hay duda! David deseaba que todo su ser, corazón, cuerpo y mente se armonizaran para declarar la grandeza de Dios. Esta actitud es una adoración, no tan formal idealizada, pero más hermosa aún porque surgió de un creyente que confiaba de todo corazón.
Oración:
Señor, Quiero aprender a postrarme ante ti, en la adoración, no con acciones o palabras, sino con mi alma.