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Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?. (Mateo 6:28-30)
Comentario:
En su línea de razonamiento que discute el cuidado de Dios por el hombre, Jesús ilustra su palabra con dos elementos que, aunque distintos, ejemplifican la belleza de la creación divina y la belleza producida por las manos de los hombres.
Se refiere a la belleza natural de los Lirios del Campo y la forma en que llegan a ella, no cosieron, no eligieron los colores, ¡simplemente fueron creados! Aunque duran tan poco en su ciclo de vida, cumplen un patrón que se ha convertido en una referencia.
También vemos la citación a las prendas del rey Salomón, un hombre extremadamente rico y sabio, que tenía a su disposición las mejores condiciones para producir la mejor y más bella ropa de su tiempo. Dentro de este ejemplo, Jesús deja claro lo imposible que es para el hombre acercarse a la belleza creada por el Señor. Y en el versículo 30, las palabras de Jesús suenan como una confesión de amor: ¡somos más valiosos para Dios de lo que podemos imaginar! El problema es que casi siempre nos miramos a nosotros mismos y no atribuimos nuestro valor real, y además, es posible que no seamos capaces de percibir la mirada amorosa y de apoyo de Dios a nuestra vida.
Oración:
Señor, ayúdame a percibir cada día lo que valgo para Ti y todo aquello que en Tu gracia me entregas:Tu mirada amorosa, Tu cuidado y Tu guía incondicional.
