Versículo:
Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. (Mateo 6:7-8)
Comentario:
Qué complejo e intrigante es el tema que Jesús aborda en estos versos al hablar con las multitudes, especialmente por la presencia, en medio de ellas, de los sacerdotes y religiosos que tenían la responsabilidad de promover la religión y las prácticas espirituales del pueblo.
La impresión es que Jesús percibió la intención del pueblo de buscar a Dios, pero también se dio cuenta de cuánto la religiosidad, los rituales y las formalidades quitaban a los servidores la posibilidad de sentir a Dios de forma viva y presente en sus vidas.
«Las repeticiones vanas» indican las palabras, las frases, las enormes oraciones prefabricadas y decoradas, que hacían al hombre común rehén de una rutina y una práctica fría que no reflejaba lo que él, el hombre común, quería expresar a su Dios.
¡Dios nos escucha! Es más, incluso antes de que haya palabras en nuestros labios, Él ya las conoce, el Salmo 139 nos lo dice. Lo que Jesús subraya en su palabra es que podemos abandonar los rituales y las prácticas verbales para acercarnos a Dios de forma personal, íntima y maravillosa.
¡Habla con Dios!
Habla a Dios de tus necesidades y expectativas, habla con tus palabras, haz que tu oración sea personal, así tendrás la mayor de las oportunidades humanas: «¡estar más cerca de Dios!»
Oración:
Señor, que pueda abrir mi corazón sinceramente y sin reservas a Ti para que puedas transformare y cambiarme a Tu imagen y semejanza, según Tu voluntad para mi vida.