Versículo:
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. (1 Corintios 13:1)
Comentario:
Este es uno de esos textos bíblicos que, además de su valor espiritual, lleva en sus palabras una combinación poética y sentimental. ¿Cómo podemos hablar de «amor» sin sentirnos tocados, ya sea por alguna de sus facetas?
En este texto, el apóstol Pablo orienta a los hermanos de la iglesia de la ciudad de Corinto sobre la excelencia del amor; pasa a describir cada una de las acciones que implican la relación entre las personas, especialmente en el seno de una comunidad religiosa.
La mayoría de la gente espera que los religiosos sean personas ejemplares e irreprochables en todos sus actos. Pero hay que recordar que todos somos humanos y nos podemos equivocar, ¡todos sin excepción!
Pablo estaba recordando estos aspectos a aquellos hombres y mujeres; no es bueno que queramos mostrar lo que somos… tenemos que vivir lo que predicamos. Nuestra vida necesita producir algo más que un sonido agudo generado por un objeto poco resistente que crea un sonido vacío, que se propaga y luego se disipa.
El amor es el elemento que nos hará más completos en nuestras relaciones.
Oración:
Señor, cultiva en mi corazón el amor hacia mi mismo y hacia los demás como resultado del grandioso amor que Tu me das, sin condiciones, cada día.