Versículo:
Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias, Que son perpetuas. (Salmos 25:6)
Comentario:
En el versículo de hoy encontramos una situación muy interesante, el salmista llama al Señor a no olvidar su propia misericordia y bondad; es casi una confesión de errores y una petición de perdón anticipado para no interrumpir su relación a causa de sus acciones.
Pero también es un reconocimiento de esta característica del Señor; el salmista ya conocía a Dios tan íntimamente que anhelaba esta actitud suya a su favor. Entiendo que era consciente de sus errores y pecados, pero que su necesidad era de curación y consuelo, de ahí su clamor.
Dios no cambia su forma de ser (leer Santiago 1:17) ni olvida ninguna de sus promesas, siempre está del lado de aquellos que lo buscan y lo tienen como Señor.
Lo que el salmista expresa en el versículo es su certeza de que Dios no lo dejaría perdido o indefenso ante las luchas. Esto muestra un testimonio vivo, lo declara porque en otros momentos agudos ya había sido sostenido. ¡Creer en Dios es un ejercicio de fe!
Renovado en cada amanecer, cuando abrimos los ojos, cuando nos ponemos de pie, cuando salimos a nuestros compromisos, cuando vivimos las inseguridades e infortunios de la vida; porque independientemente de las situaciones, creemos que Él estará a nuestro lado, para sostenernos con sus eternas misericordias y bondades.
Oración:
Señor, sosténme cada día con Tus eternas misericordias y bondades.