Palabra:
Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. El provee de sana sabiduría a los rectos; Es escudo a los que caminan rectamente. (Proverbios 2:6-7)
El conocimiento es un bien preciado en el mundo, pero no es de tanta importancia en el reino de Dios. Lo que el Señor valora es la sabiduría (Pr 8.11). Él quiere que veamos la vida desde su perspectiva, y que evaluemos todo según sus preceptos.
¿Cómo adquieren los creyentes esta sabiduría que Dios da? La respuesta obvia es que debemos buscarla. Pero, muy a menudo, las personas que dicen que quieren tener sabiduría hacen muy poco, realmente, para lograr que eso suceda. Como cualquier tesoro que vale la pena, la sabiduría debe ser buscada incansablemente en sus fuentes.
La primera fuente es la Biblia. El libro de Proverbios nos enseña que debemos prestar atención a las palabras dadoras de vida del Señor, y guardar sus mandamientos en nuestro corazón (4.20-22). La única manera de conocer la perspectiva correcta —o sea, la de Dios— es leer y aplicar sus principios (8.33).
Otra fuente de sabiduría es el consejo de hombres y mujeres temerosos de Dios (12.15). Dios trae a veces a nuestras vidas a hermanos en la fe para que nos den consejo, estímulo o amonestación de la Biblia. En Proverbios, quienes ignoran las palabras del justo son llamados “insensatos”. No sea usted insensato. Rodéese de otros seguidores de Cristo que también buscan la sabiduría como su tesoro.
Nuestro Padre celestial nos garantiza que quienes busquen la sabiduría, la encontrarán (8.12, 17). Los creyentes diligentes descubrirán que tienen un tesoro incalculable: conocimiento, discernimiento y prudencia —riquezas poco comunes en el mundo moderno. Úselas bien.
Ora:
Señor, lléname de Tu sabiduría y proporcioname la calma y el discernimiento para enteder tu Voluntad y comprender los planes que tienes para Mí. Que seas Tu guiándome en cada paso que doy, Padre. Amén.