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(Lee al final el estudio contextual resumido de este devocional. Esperamos sea de bendición)
«Y mandó Faraón aquel mismo día a los cuadrilleros del pueblo que lo tenían a su cargo, y a sus capataces, diciendo: De aquí en adelante no daréis paja al pueblo para hacer ladrillo, como hasta ahora; vayan ellos y recojan por sí mismos la paja. Y les impondréis la misma tarea de ladrillo que hacían antes, y no les disminuiréis nada; porque están ociosos, por eso levantan la voz diciendo: Vamos y ofrezcamos sacrificios a nuestro Dios. Agrávese la servidumbre sobre ellos, para que se ocupen en ella, y no atiendan a palabras mentirosas» (Éxodo 5:6-9)
La primera vez que leí las escrituras de hoy, recordé inmediatamente mi vida en la universidad. Ella representó el desafío de conseguir un objetivo con recursos muy limitados. Trabajos extra para recolectar un poco más de dinero, menos tiempo para estudiar, la energía reducida por tantas cargas. Sin dudas que se trató de una situación en la que se requerían “más ladrillos” con “menos paja”. Justo como el castigo que los captores de israelitas en Egipto infligieron a estos últimos: por orden del Faraón debían producir y además elevar el número de ladrillos que normalmente entregaban, pero sin la paja necesaria para fabricarlos.
Se trataba de hacer más con menos, una situación que el mundo actual constantemente nos requiere cumplir. Nos vemos agobiados por las ocupaciones del día a día para satisfacer nuestras necesidades crecientes. Somos casi que por la realidad, obligados a trabajar más, producir más, cumplir más, pero con las mismas herramientas y recursos. Y en ese transitar nos acontece como el pueblo de Israel, por la demandante labor perdemos naturalmente nuestra fuerza física, pero más aún, nuestra fuerza interior, lo que nos lleva a la desesperanza y desmotivación que obstaculiza escuchar con claridad la voz del Señor.
Ante esa situación, debemos retomar nuestro tiempo con Dios. Apartarnos del desenfreno del día a día para unirnos a Él mediante su palabra y recibir los nutrientes que necesitamos para ser fructíferos, Como dictan las escrituras: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar» (Mateo 11:28 ) para recibir el descanso de corazón y espíritu que nos permita además tener la fuerza física para afrontar cada reto que se nos presente.
Ante los azotes de los captores mientras intentaban por todos los medios, recolectar la paja que les había sido negada, los israelitas desesperanzados, se rehusaron a escuchar, el mensaje de Dios. Sin embargo y a pesar de ello, Él siguió guiando y dirigiendo a Moisés preparándolo para hablar con el faraón y liberarlos. Como los israelitas, podemos disminuir en un momento nuestra fe y sentirnos sin esperanzas, no obstante debemos recordar que así como Dios finalmente los liberó y nunca los abandonó en ese camino, también nosotros somos privilegiados de contar con su presencia y compañía en cada momento.
Tenemos la bendición de contar con El Señor nuestro libertador, que siempre obra a nuestro favor aunque no podamos ver como lo está haciendo: «Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes» (Salmos 40:17)
Palabra Diaria: Señor, Concédeme la Fortaleza en cuerpo y espíritu para afrontar las grandes tareas que se presenten cuando mis recursos sean limitados. Sé que pensarás en mí y renovarás mis fuerzas cuando se agoten las energías para seguir luchando.
Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Pasaje:
Éxodo 5:6-9
Tema del Capítulo – Éxodo 5:
En el Éxodo 5, vemos que después de haber hablado con las autoridades de Israel, Moisés y Aarón fueron al Faraón y le contaron exactamente lo que el Señor Dios les había dicho.
Pero con desdén, el rey egipcio dijo que no conocía al Señor y que no dejaría ir al pueblo a ninguna parte.
Como consecuencia de esta conversación, el faraón ordenó a los egipcios que dejaran de suministrar a los israelitas la materia prima para fabricar los ladrillos. Tendrían que producir la misma cantidad de ladrillos y seguir buscando la paja que necesitan. Esto hizo que el pueblo sufriera aún más.
Los supervisores israelitas fueron al Faraón para pedirle misericordia y averiguar qué estaba pasando. Fue entonces cuando el rey egipcio, enfadado, les acusó de perezosos y dijo que esa era su respuesta a Moisés por su idea de liberación.
Después de eso, los capataces israelitas encontraron a Moisés y a Aarón y los acusaron de hacerles la vida mucho peor.
La actitud de Moisés
Atónito por todo lo que estaba sucediendo, Moisés fue a hablar con el Señor, de hecho fue a interrogarlo, parafraseando a Moisés, este dijo: «¿Por qué has maltratado a tu pueblo? ¿Por qué me has enviado?»…
No debemos sorprendernos cuando, siguiendo la voluntad y la dirección confirmadas de Dios, cosas determinadas, que deberían salir bien, salen muy mal.
La frustración de Moisés es la nuestra, seguir la dirección de Dios exactamente como Él lo ordenó y no ver los resultados prometidos nos causa miedo, pánico.
Pero todo lo que tenemos que hacer, es darle a Dios el tiempo que sea necesario y permanecer creyendo, porque los resultados que Él ha prometido, llegarán.
Esbozo del Éxodo 5:
5:1,2: El Faraón desafía a Dios
5:3 – 9: La orden del Faraón
5:10 – 16: Más sufrimiento
5:17 – 21: Los israelitas culpan a Moisés y Aarón
5:22,23: Moisés clama e interpela al Señor
Comentario Bíblico:
Éxodo 5:6-9
Dios reconocerá a su pueblo aunque pobres y despreciados y encontrará un tiempo para defender su causa. Faraón trató con desprecio todo lo que oyó. Él no tenía conocimiento de Jehová, ni temor de Él, ni amor por Él y, por tanto, se negó a obedecerle. Así, pues, el orgullo, la ambición, la codicia y el conocimiento político de Faraón lo endurecieron para su propia destrucción. Lo que pidieron Moisés y Aarón era muy razonable, solamente ir a tres días de viaje por el desierto y eso para una buena diligencia. Sacrificaremos al Señor nuestro Dios. Faraón fue muy irracional al decir que la gente hablaba de ir a sacrificar porque estaba ociosa. Así, tergiversó sus palabras para tener un pretexto para aumentar sus cargas. En el presente encontramos a muchos que están más dispuestos a culpar a su prójimo por pasar unas pocas horas en el servicio de Dios, apartados de sus negocios mundanos, que a culpar a quienes dan el doble de su tiempo a placeres pecaminosos. La orden de Faraón fue bárbara. Hasta Moisés y Aarón debían cargarse. Los perseguidores se complacen en despreciar a los ministros y ponerles dificultades. Debía hacerse la cantidad habitual de ladrillos sin la provisión acostumbrada de paja para mezclar con el barro. De esta manera los hombres iban a ser cargados con tanto trabajo que, si lo hacían, el esfuerzo los quebrantaría, y si no lo hacían, serían castigados.
Referencias Cruzadas:
Números 11:16 – Entonces Jehová dijo a Moisés: Reúneme setenta varones de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos a la puerta del tabernáculo de reunión, y esperen allí contigo.
Josué 24:1 – Reunió Josué a todas las tribus de Israel en Siquem, y llamó a los ancianos de Israel, sus príncipes, sus jueces y sus oficiales; y se presentaron delante de Dios.
Deuteronomio 1:15 – Y tomé a los principales de vuestras tribus, varones sabios y expertos, y los puse por jefes sobre vosotros, jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez, y gobernadores de vuestras tribus.
Tema Principal:
Sacrificio en nuestro servicio al Señor.
Versículos Temáticos:
Honra a Jehová con tus bienes,
Y con las primicias de todos tus frutos.
Proverbios 3:9
Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.
Romanos 6:13
Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.
Romanos 5:6
Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios;
Pagaré lo que prometí.
La salvación es de Jehová.
Jonás 2:9
Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
1 Juan 1:7