(Lee al final el estudio contextual resumido de este devocional. Esperamos sea de bendición)
No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. (Filipenses 4:11)
Funcionamos mejor cuando tenemos una mente tranquila y bien equilibrada. Cuando nuestra mente está en calma, no tienes miedo, preocupación ni tormento. Cuando nuestra mente está bien equilibrada, podemos analizar la situación y decidir qué hacer o no al respecto.
Donde muchos de nosotros nos metemos en problemas es cuando perdemos el equilibrio. O nos movemos a un estado de pasividad total en el que no hacemos nada, esperando que Dios haga todo por nosotros, o nos volvemos hiperactivos, operando la mayor parte del tiempo en la carne. Cuanto más cerca estamos de Dios, más equilibrados nos volvemos. Somos capaces de enfrentar cualquier situación de la vida y decir: “Haré lo que Dios me dirija a hacer, pero confío en que Él hará el resto.”
Es inútil seguir intentando cosas que no funcionan. Espera en Dios y sé obediente a Él, y date cuenta de que Su tiempo es perfecto en tu vida. Incluso si Dios parece no estar haciendo nada con respecto a su situación, no entres en pánico. Mientras confíes en Dios, Él está obrando y verás los resultados a su debido tiempo.
Una vez que hemos hecho lo que Dios nos pide que hagamos, podemos confiar Él con todo lo demás.
Palabra Diaria: Señor, hay cosas que me desconciertan, me duelen, me angustian, parecen desesperarme. Dame la gracia de confiar profundamente en ti y también de confiar en mí mismo de forma sana y serena, no por los méritos que creo tener, sino por los talentos y dones que me has dado y la certeza de que estás conmigo, iluminando, guiando, protegiendo e inspirando. Deja mi corazón, mi mente y mi espíritu abiertos a Ti.
Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Resumen del Capítulo – Filipenses 4
En Filipenses 4, Pablo exhorta a los habitantes de Filipos a regocijarse en el Señor Jesucristo y a perseverar en la oración. Una vez más les anima a la unidad y habla de cómo ha aprendido a vivir cada situación de la vida, tenga mucho o poco. Finalmente, les agradece su generosidad en las ofrendas y ruega a Dios que los bendiga.
Esbozo de Filipenses 4:
1 – 9: Unidad y alegría en la oración;
10 – 13: La satisfacción de vivir en Jesucristo
14 – 19: Pablo se muestra agradecido a la Iglesia de Filipos;
20 – 23: Oración final y bendición
Unidad y alegría en la oración
A los filipenses, el apóstol Pablo les da la «receta» para una Iglesia victoriosa: la unidad. Les anima continuamente a vivir en comunión y procura tratar con amor y espiritualmente toda fuente de discordia.
La alegría debería ser algo destacado entre los cristianos, a pesar de cualquier situación. Todos los que nos rodean deben percibir nuestro deleite por vivir la vida de Jesucristo.
Nuestras mentes deberían estar ocupadas, llenas, rebosantes de pensamientos de lo alto. Además, los cristianos tienen el deber no sólo de aprender más, sino sobre todo de poner en práctica lo que ya se sabe.
La satisfacción de vivir en Jesucristo
Pablo no era una persona egoísta. El Señor Jesús le enseñó a través de las circunstancias de la vida a estar satisfecho con la provisión de Dios. Esto le permitió ser una persona contenta en todas y cada una de las circunstancias.
Al final, lo clava con una de las afirmaciones más poderosas de la Palabra de Dios: «Todo lo puedo en Aquel que me fortalece».
El Espíritu Santo le convence de que es capaz de soportar y superar cualquier dificultad porque Cristo es su ayudante.
Pablo agradece a la Iglesia de Filipos
En este pasaje, Pablo expresa su agradecimiento a la generosidad de los filipinos en cuanto a las ofrendas enviadas. Fueron una gran ayuda para el ministerio del apóstol.
Tenemos que reconocer a las personas que nos sirven en el Evangelio de forma genuina y sincera. Debemos honrarles con ofrendas que satisfagan sus necesidades y les ayuden a seguir predicando el Evangelio.
Pablo reza para que Dios supla las necesidades de sus padrinos, tal y como ellos solían suplir las suyas.
Comentario Bíblico Filipenses 4:11
Buena obra es socorrer y ayudar a un buen ministro en dificultades. La naturaleza de la verdadera simpatía cristiana no es tan sólo sentirse preocupados por nuestros amigos en sus problemas, sino hacer lo que podamos para ayudarlos. El apóstol solía estar en cadenas, prisiones y necesidades, pero en todo aprendió a estar contento, a llevar su mente a ese estado, y aprovechar el máximo de eso. El orgullo, la incredulidad, el vano insistir en algo que no tenemos y el descontento variable por las cosas presentes, hacen que los hombres estén disgustados aun en circunstancias favorables. Oremos por una sumisión paciente y por esperanza cuando estemos aplastados; por humildad y una mente celestial cuando estemos jubilosos. Es gracia especial tener siempre un temperamento mental sereno. Cuando estemos humillados no perdamos nuestro consuelo en Dios ni desconfiemos de su providencia, ni tomemos un camino malo para nuestra satisfacción.