Un anciano indio describió una vez sus conflictos interiores:
– Dentro de mi existen dos cachorros. Uno de ellos es cruel y malo, y el otro es bueno y dócil. Los dos están siempre luchando…
Entonces le preguntaron cuál de ellos era el que acabaría ganando.
El sabio indio guardó silencio un instante, y después de haber pensado unos segundos respondió:
– Aquel a quien yo alimente.
Proverbios 4:23
Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.
Deuteronomio 4:9
Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.
Isaías 26:3
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. (Filipenses 4:6-7)