Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. (Marcos 11:24)
Un día, cuando estaba profundamente preocupada por un ser querido, encontré ánimo en una parte de la historia de Samuel, un sabio líder de los israelitas. Leer sobre su intercesión por el pueblo de Dios al enfrentar un problema intensificó mi decisión de orar por esa persona a quien yo amaba.
Los israelitas enfrentaban la amenaza de los filisteos, quienes los habían derrotado anteriormente cuando el pueblo de Dios dejó de confiar en Él (VER 1 SAMUEL 4).
Después de arrepentirse de sus pecados, se enteraron de que los filisteos iban a atacarlos.
Sin embargo, esta vez, le pidieron a Samuel que continuara orando por ellos (7:8), y el Señor respondió claramente creando confusión entre sus enemigos (v. 10). Aunque los filisteos eran más poderosos que los israelitas, el Señor era más poderoso que todos ellos.
Cuando sufrimos por los desafíos que enfrentan aquellos a quienes amamos y tememos que la situación no cambie, tal vez nos veamos tentados a creer que el Señor no va a actuar. Pero nunca deberíamos subestimar el poder de la oración, ya que nuestro Dios amoroso escucha nuestras plegarias. No sabemos cómo obrará en respuesta a nuestras peticiones, pero sí sabemos que nuestro Padre anhela que nos aferremos a su amor y confiemos en su fidelidad.
Palabra diaria: Señor, me asombra cómo escuchas y respondes mis oraciones. A pesar de no conocer como serán tus respuestas, se que me guiarás siempre por el camino del bien, a pesar de las luchas y las cargas. Por ello hoy me aferro nuevamente a tu amor y fidelidad y te oro con la confianza de saber que en cualquier circunstancia, me cuidas y acompañas.
Más Palabra Edificada / la importancia de La Oración:
Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.
Hechos 16:25
No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.
Juan 15:16
Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Juan 14:13
A él clamé con mi boca, Y fue exaltado con mi lengua.
Salmo 66:17
Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.
Santiago 4:2
Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Romanos 8:26
Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
Mateo 26:41
Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.
1 Pedro 3:12
Pero de día mandará Jehová su misericordia, Y de noche su cántico estará conmigo, Y mi oración al Dios de mi vida.
Salmo 42:8
Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos; Respóndeme por tu verdad,por tu justicia.
Salmo 143:1
Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y él nos fue propicio.
Esdras 8:23
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?
Lucas 11:13
Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job.
Job 42:10