Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio. (Salmos 62:8)
La Escritura nos alienta: «Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio» (Salmo 62:8). Esta confiada afirmación no ocurrió en tiempos de calma. David la escribió rodeado de sus enemigos (vv. 3-4). Aun así, esperó en silencio ante Dios (vv. 1, 5), recordándonos que su amor inagotable (v. 12 NTV) es mayor que cualquier dificultad que podamos enfrentar.
En cada situación, tenemos esta confianza: Dios está con nosotros, y es más que capaz de llevarnos a buen puerto en todos los momentos de la vida. Cuando haya momentos que parezcan abrumarnos, su ayuda siempre llegará a tiempo.