Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. (Colosenses 3:15)
Muchas personas utilizan su sensación de paz como una señal para asegurarse de que la voluntad de Dios está en sus vidas. Pero esto podría no ser suficiente evidencia para confirmar que sus decisiones están en armonía con los planes del Señor. ¿La paz de quién están experimentando?
El pasaje de hoy habla de dejar que “la paz de Cristo gobierne en vuestros corazones” (v. 15). Esta clase de paz viene de Cristo, y es el árbitro que juzga si nuestras decisiones coinciden con la voluntad de Dios. La palabra paz significa estar entrelazados en armonía y unidad. Así pues, tener la paz de Dios en un asunto significa que nuestra decisión debe estar alineada con la voluntad de Él. La única manera como usted puede saber esto, es comparando sus pensamientos y decisiones con la Palabra. ¿Está pensando lo mismo que Él? ¿Tomó su decisión usando los principios bíblicos o su propio criterio humano?
Una de las razones por las que a menudo tomamos decisiones sin la guía de la Biblia, es porque queremos una manera más rápida de encontrar respuesta. El Señor no derrama sus pensamientos en nuestro cerebro, Él nos moldea poco a poco, día a día, mientras leemos su Palabra y dejamos que sus verdades se sumerjan en nuestra mente.
Edificar continuamente a lo largo del tiempo es la única manera de internalizar un fundamento de la verdad de Dios. Con las instrucciones de Él como base de su vida, usted puede tomar decisiones sabiendo que está siguiendo su voluntad y viviendo en unidad con Él.
Oración diaria: Señor, haz de mí un instrumento de tu paz: donde haya odio, ponga yo amor, donde haya ofensa, ponga yo perdón, donde haya discordia, ponga yo unión, donde haya dudas, ponga yo fe.
Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Resumen del capítulo Colosenses 3:
Los capítulos anteriores de Colosenses enfatizaban la supremacía de Jesús, y la inferioridad de las enseñanzas mundanas. La explicación de Pablo de que Cristo es la máxima autoridad, y la única fuente de verdad, es clave para entender la diferencia entre la sabiduría piadosa y los engaños mundanos. En este capítulo, Pablo aplicará esas ideas anteriores mediante instrucciones prácticas. Esta aplicación se extiende hasta el principio del capítulo 4, que terminará con varias noticias sobre los ministros cristianos.
Referencias cruzadas por término – Colosenses 3:15:
Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos:
Salmos 29:11 – Jehová dará poder a su pueblo; Jehová bendecirá a su pueblo con paz.
Juan 16:33 – Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Efesios 5:1 – Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.
Romanos 14:17 – porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
Salmos 107:22 – Ofrezcan sacrificios de alabanza, Y publiquen sus obras con júbilo.
Jonás 2:9 – Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; Pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová.
Efesios 2:12-18 – En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.
Lucas 17:16-18 – y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?
Hebreos 13:15 – Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.
Isaías 26:3 – Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.