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(Lee al final el estudio contextual del versículo de hoy) Ha sido agregado estudio de referencias cruzadas por palabras y términos de versículo al final del Devocional. Esperamos sea de bendición para ti.
«En mi angustia invoqué a Jehová, Y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos» (Salmos 18:6)
Los obstáculos del tamaño de una montaña son parte de vivir en un mundo caído. Vienen en todas las formas: problemas económicos, conflictos personales, quebrantos de salud, etc. Jesús dijo que tendríamos problemas en esta vida; eso es inevitable. Sin embargo, hay esperanza, porque Él ha vencido al mundo (Jn 16.33).
Cuando nuestros problemas parezcan aplastantes, Jesús nos dice que tengamos fe en Dios, y que oremos. El pasaje de hoy es muy especial, porque parece ser una promesa genérica para todo lo que queramos; Marcos 11.24 suena como si lo único que tenemos que hacer es recibir lo que pidamos, sea lo que sea. Pero este versículo no puede entenderse con independencia del resto de la Biblia. Consideremos, entonces, dos requisitos para esta promesa.
Dios se ha comprometido a eliminar únicamente aquello que obstaculice su voluntad. Jesús es nuestro ejemplo fundamental de esta verdad. Cuando se enfrentó a la posibilidad de morir en una cruz para llevar el pecado de toda la humanidad, ello pudo haberle parecido una montaña que había que quitar, pero sus oraciones se rigieron por estas palabras: “Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lc 22.42).
Debemos también asegurarnos de que no seamos el obstáculo en el plan de Dios. El Señor Jesús señala en Marcos 11.25, 26 que un espíritu no perdonador rompe nuestra comunión con Dios, lo cual obstaculiza nuestras oraciones.
Nuestra primera reacción ante un obstáculo debe ser preguntarle al Señor: “¿Hay pecado en mi vida? ¿Mis peticiones armonizan con tu voluntad?”. Solo entonces podremos pedirle con confianza que quite nuestras montañas.
Señor, quita de mi horizonte todas las montañas que nublen mi visión sobre los planes de bien que tienes para mí, y hazme sabio para escucharte y tomar decisiones acordes con Tu grandiosa voluntad.
Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Resumen de Capitulo Salmos 18:
El libro de los Salmos se compone de cantos, himnos o poemas individuales, cada uno de los cuales es un »Salmo» en sí mismo. Estas obras contienen una gran variedad de temas. Algunos salmos se centran en la alabanza y la adoración a Dios. Otros claman con angustia por el dolor de la vida. Otros salmos esperan la llegada del Mesías. Aunque algunos salmos están relacionados, cada uno tiene su propio contexto histórico y bíblico.
Este salmo es la oración de David al Señor en la que éste alaba al Señor por haberle hecho victorioso sobre sus enemigos. Segundo Samuel 5, 8 y 10 son capítulos complementarios, y 2 Samuel 22 ofrece otra versión de este salmo. Segundo Samuel 22:1 nos dice que David compuso el Salmo 18 el día en que el Señor lo liberó de sus enemigos y de Saúl. En 2 Samuel 19 se relata el regreso victorioso de David a Jerusalén después de haber vencido a sus enemigos.
Referencias cruzadas por término – Salmos 18:6:
En mi angustia invoqué a Jehová, Y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos:
Salmos 34:15 – Los ojos de Jehová están sobre los justos, Y atentos sus oídos al clamor de ellos.
Hechos 12:5 – Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él.
Salmos 11:4 – Jehová está en su santo templo; Jehová tiene en el cielo su trono; Sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres.
Salmos 120:1 – A Jehová clamé estando en angustia, Y él me respondió.
Salmos 5:7 – Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa; Adoraré hacia tu santo templo en tu temor.
Apocalipsis 11:19 – Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo.
Jeremías 33:3 – Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.
Santiago 1:22 – Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
1 Juan 5:14 -Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
Jeremías 29:12 – Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré.
Proverbios 16:20 – El entendido en la palabra hallará el bien, Y el que confía en Jehová es bienaventurado.