Palabra:
«Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros» (2 Corintios 4:7)
En 2011, un terrible terremoto y el sunami resultante destruyeron 230.000 hogares y cerca de 19.000 vidas en una región al noreste de Tokio. Luego del desastre, nació The Nozomi Project [El proyecto nozomi], llamado así por la palabra japonesa para «esperanza», a fin de brindar un ingreso sostenible, y recuperar la comunidad, la dignidad y la esperanza en un Dios que provee.
Las mujeres de este proyecto buscan entre las ruinas para descubrir fragmentos de vajilla, que lijan y engarzan para crear joyas. Las joyas se venden en todo el mundo y les dan un sustento a estas mujeres.
En la época del Nuevo Testamento, se acostumbraba esconder objetos de valor en el insólito contenedor de una simple vasija de arcilla. Pablo describe cómo el tesoro del evangelio está contenido en la fragilidad humana de los seguidores de Cristo: vasos de barro (2 Corintios 4:7). Estas débiles vasijas pueden revelar el poder de Dios al contrastarlo con nuestras imperfecciones.
Cuando Dios habita en las piezas imperfectas y rotas de nuestras vidas, la esperanza sanadora de su poder suele hacerse más visible. Sí, su obra reparadora en nuestro corazón a menudo deja cicatrices y grietas. Pero quizá esas líneas hacen que los demás puedan ver el carácter de Dios.
Oración:
Señor, tu presencia ilumina mis días, tu compañía me guía por el buen camino y tu bondad llena mi jornada de éxito, prosperidad y alegría; por todo te doy infinitas gracias. Gracias por ser Tu Padre, guiándome y protegiendo mi vida y la vida de mi familia. Amén