«Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas» (Proverbios 3:5-6)
Donde nací, el clima severo es habitual desde principios de la primavera hasta finales del verano. Recuerdo una noche cuando el cielo relampagueaba con nubes oscuras y el pronóstico del tiempo advertía que se acercaba un tornado, y quedamos sin luz. De inmediato, con mis padres y mi hermana, bajamos la escalera de madera para guarecernos en un cuarto detrás de la casa, donde solíamos quedarnos hasta que pasaba la tormenta.
Actualmente, «perseguir tormentas» se ha convertido en un entretenimiento para algunos y un negocio rentable para otros. El objetivo es acercarse todo lo posible a un tornado, pero sin sufrir ningún daño. Creo que, por el momento, no voy a participar en ninguna de esas aventuras…
Sin embargo, en algunos aspectos morales y espirituales de mi vida, puedo, de manera insensata y creyendo que no me perjudicarán, perseguir cosas peligrosas que Dios, en su amor, me dice que evite. Ante esto, es sabio leer Proverbios, ya que contiene muchos métodos positivos para evitar esas trampas de la vida.
«Fíate del Señor de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas» (Proverbios 3:5-6), escribió Salomón.
Nuestro Señor es experto en la aventura de vivir, y aplicar su sabiduría nos hace sentir plenos, seguros y nos permite descansar en sus grandiosas promesas, que no sólo renuevan nuestra esperanza y nuestra fe, sino que nos dan la fuerza para sobrepornernos a los errores del pasado y a la incertidumbre del futuro, para vivir, seguros en Él, un día a la vez, nuestro presente.
Palabra diaria: Señor, quiero confiar en Ti con todo mi corazón. Sé que el control de mi vida se encuentra en tus manos. Dame la sabiduría para ceder ante tu guía y no ante mi propio entendimiento, para encontrar nuevamente el camino, cuando me encuentre perdido.