Voz de Jehová que desgaja las encinas, Y desnuda los bosques; En su templo todo proclama su gloria. Jehová preside en el diluvio, Y se sienta Jehová como rey para siempre. Jehová dará poder a su pueblo; Jehová bendecirá a su pueblo con paz. (Salmos 29:9-11)
«Dios nunca nos da más de lo que podemos soportar», le dijo alguien a un padre cuyo hijo de cinco años acababa de perder su batalla contra el cáncer. Estas palabras, que tenían intención de alentarlo, lo deprimieron y le hicieron preguntarse por qué no podía «manejar» la pérdida de su pequeño. El dolor era tan grande que apenas podía respirar. La angustia era demasiado para él y necesitaba desesperadamente que Dios lo abrazara fuerte.
El versículo que algunos usan para respaldar esa frase es 1 Corintios 10:13: «Dios […] dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar». Pero su contexto es la tentación o la prueba, no el sufrimiento. Podemos decidir salir de la prueba que el Señor envía, pero no podemos hacer lo mismo con el sufrimiento.
El propio Jesús deseaba encontrar una vía de escape a su futuro sufrimiento, cuando oró: «Mi alma está muy triste, hasta la muerte […]. Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa…» (Mateo 26:38-39) . No obstante, de manera voluntaria, sufrió esa experiencia para darnos la salvación.
Cuando la vida parece imposible de soportar, es entonces que debemos entregarnos a la misericordia de Dios y dejar que Él nos sostenga.
Palabra diaria: Señor, cuando me siento débil y vulnerable, que no olvide que eres mi refugio y fortaleza. Ayúdame y sostenme de tu mano, sabiendo que nunca pondrás delante de mí, una carga cuyo peso no pueda soportar.