Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte. Éxodo 3:12
Cuando Moisés recibió el llamado a sacar a los israelitas de Egipto, argumentó que no era la persona adecuada para hacer el trabajo porque no sabía hablar bien (Ex 4.10). He conocido a personas que también sabían que el Señor las había llamado a realizar algo, pero no creían que podían hacerlo. Esto es, en realidad, un tipo de rebeldía. Equivale a decirle a Dios que no es lo bastante poderoso para prepararlas, y que para que su voluntad se cumpla, tendrán que depender de la capacidad de ellas.
Dios es más que capaz de equipar a sus seguidores, pero puede lograr sus propósitos con o sin nosotros. El Señor promete que, si le creemos y seguimos adelante con obediencia, nos indicará lo que quiere que hagamos y nos permitirá lograrlo. Filipenses 2.13 dice que Dios “es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”. No hay nada que temer. Nunca tenemos que servir con nuestras propias fuerzas, pues no nos asignará ninguna tarea sin capacitarnos.
Como alguien que sigue a Cristo, usted tiene la responsabilidad personal de aceptar la invitación que le haga y dejar que logre sus propósitos por medio de usted. No le defraudará. Al recordar cómo el Señor ha actuado en el pasado, fortalecerá su fe. Y su obra continua le conformará a la imagen de su Hijo.
Señor, gracias por llamarme y por equiparme para cumplir tu voluntad. Ayúdame a confiar en tu poder y no en mis propias habilidades. Fortalece mi fe al recordar tus obras en el pasado y guíame a seguir adelante con obediencia. Permíteme ser un instrumento para tus propósitos, sabiendo que tú eres quien produce en mí tanto el querer como el hacer. En El Nombre de Jesús, Amén.