Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios. Colosenses 1:10
Pablo deseaba con fervor que el Cuerpo de Cristo madurara. El apóstol pidió que los cristianos conozcamos la voluntad de Dios y luego…
Tengamos una vida piadosa (Col 1.10). Pablo oró para que nuestro carácter, conversación y conducta concuerden con los del Señor. Debemos mirar compasivamente a los demás, ofrecer ayuda y hablar de perdón y amor. El carácter de un creyente, aunque imperfecto, debe reflejar la rectitud de Cristo.
Hagamos que nuestra vida cuente (Col 1.10). A Dios le importa profundamente lo que se hace en obediencia a Él y habló de la importancia de dar fruto, lo cual solo es posible cuando nos mantenemos conectados a Él (Jn 15.5).
Experimentemos el poder de Dios (Col 1.11). Por medio de la presencia del Espíritu Santo, tenemos todo lo que necesitamos para hacer la voluntad de nuestro Padre celestial.
Mantengámonos fieles y agradecidos (Col 1.12). Dios responde en su tiempo perfecto. Mientras tanto, debemos mantenernos firmes en oración y ser agradecidos por todo lo que ha hecho.
Siempre que oremos estos versículos, nuestras peticiones se apegarán a la voluntad de Dios. Primera de Juan 5.14, 15 nos dice que Él responde las oraciones que se alinean con sus propósitos.
Señor amado, deseo vivir una vida que te honre y agrade en todo. Ayúdame a andar como es digno de Ti, reflejando tu carácter en mi forma de actuar, hablar y pensar. Que cada día pueda llevar fruto en toda buena obra, y crecer en el conocimiento de tu verdad. Fortaléceme con tu poder para perseverar con paciencia, gozo y gratitud. Gracias por haberme hecho partícipe de tu herencia y por tu fidelidad en cada paso de mi caminar. En el nombre de Jesús, amén.