Publicado por Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras. 1 Samuel 3:19
¿Alguna vez se ha sentido inquieto, como si algo no estuviera bien? A veces, Dios usará esa sensación para llamar nuestra atención. Tomemos el caso de Samuel, por ejemplo. Quien no podía descansar porque una voz seguía llamando su nombre en la oscuridad, y él pensó que era el sacerdote Elí quien lo llamaba. Al final, después de la tercera interrupción, Elí se dio cuenta de que el niño estaba oyendo la voz de Dios.
Para Samuel, la sensación de inquietud era física, pero también puede manifestarse como un sentimiento mental o emocional. Esto puede ser algo que Dios utilice para guiarnos hacia nuevas percepciones, como hizo al revelar que Samuel se convertiría en profeta. Al principio, Samuel tuvo miedo de contarle a Elí sobre el juicio de Dios, y no durmió esa noche. Incluso podría haber deseado ignorar el sentimiento de inquietud. Al final, sin embargo, la angustia valió la pena; la Sagrada Escritura nos dice que mientras Samuel crecía, el Señor estuvo con él y cumplió todo lo que le había dicho (cf. 1 Samuel 3.19).
No importa cómo o por qué Dios nos permite sentirnos turbados, su propósito siempre es bueno. Así que podemos confiar en el Señor y examinar, sin temor a equivocarnos, nuestra sensación de inquietud. Procure escuchar y obedecer. Entonces, incluso si usted, como Samuel, no está seguro de dónde viene su inquietud, Dios no dejará que se confunda.
Señor, gracias por tus formas únicas de llamar mi atención, incluso a través de la inquietud. Ayúdame a escuchar tu voz en medio de mis dudas y temores, confiando en que tu propósito es siempre bueno. Dame la valentía de responder como Samuel, dispuesto a obedecer, aunque no entienda completamente tus planes. Permíteme crecer en tu presencia, siguiendo tu guía con fe y confianza. Que cada paso que dé sea para cumplir tu voluntad. En el nombre de Jesús, amén.
