Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey. Nehemías 1:11
Hablar con Dios no siempre es algo natural, pero tenemos ejemplos en la Biblia que nos ayudan. En el pasaje de hoy, Nehemías fortalece sus oraciones recordando el carácter de Dios.
Nehemías comienza diciendo: “SEÑOR, Dios del cielo” (Neh 1.5). SEÑOR, cuando todas las letras aparecen en mayúsculas, da a entender la palabra Jehová. Significa “Dios que es eterno en su ser”. ¿Por qué es importante este detalle? El reconocimiento de la eternidad de Dios es un recordatorio de que Él es fiel. Nehemías ora con confianza porque sabe que el Señor cumple sus promesas.
La palabra que sigue, Dios, es Elohim en hebreo, y su traducción es “El que es absolutamente soberano”. Este nombre se refiere al Creador y reconoce su omnipotencia. Una vez más, Nehemías reconoce un atributo importante de Dios: esta vez, su poder. Él sabe que el Dios que creó al mundo con su palabra es, sin duda, capaz de responder a su petición.
Puede que no usemos estos nombres divinos muy a menudo, pero todos nos beneficiaríamos si siguiéramos el ejemplo de Nehemías de alabar el carácter de Dios. ¿Qué atributo del Padre celestial necesita usted que se le recuerde hoy? Tome un momento para darle gracias por tal atributo. Luego, acérquese a Dios con confianza y ponga su petición a sus pies.
Padre eterno y soberano, Jehová, mi Dios y Creador, te alabo por tu fidelidad y poder inquebrantables. Tú cumples tus promesas y sostienes al mundo con tu palabra. Hoy me acerco a Ti con confianza, recordando que eres omnipotente y que nada escapa a tu control. Gracias por ser un refugio seguro en tiempos de necesidad. Escucha mi oración y ayúdame a depender siempre de Ti, sabiendo que tu carácter es perfecto y tus planes son siempre buenos. En el nombre de Jesús, amén.