Guerrero de Dios: El propósito de una duda

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No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. Santiago 1:7-8

¿Alguna vez ha sentido que su fe en Dios flaquea? A veces, la duda pasa a través de nosotros como una onda pequeña. Pero en otras ocasiones, nos golpea como una ola que se estrella. Y cuando eso ocurre, dudar nos puede hacer sentir aislados.

Pero incluso en esos momentos de soledad en los que nos cuestionamos lo que creemos, nunca estamos solos. Durante siglos, innumerables creyentes han luchado con los mismos pensamientos y emociones. Nuestras luchas no molestan al Señor, por eso permanece a nuestro lado, incluso cuando no podamos sentir su presencia. El Señor es bondadoso, paciente y comprensivo: conoce nuestras limitaciones y nos ama incondicionalmente. (Véanse Mr 9.17-27; Jn 20.24-29).

Puede que a veces no podamos ver cómo las temporadas de duda influyen en nuestro andar con Dios, pero eso no significa que esas ondas y esas olas carezcan de propósito divino. En lugar de preocuparse por sus pensamientos, intente aceptar que son parte del proceso de crecimiento en Cristo.

Un buen punto para comenzar es confesar sus pensamientos y sentimientos a Dios, como si lo hiciera con un amigo comprensivo. Y luego pídale que convierta su duda en algo hermoso para su reino: un florecimiento de la fe que, de otro modo, no habría sido posible, como el árbol que florece después de la estación de invierno.

Señor, en medio de mis dudas y temores, ayúdame a confiar en Ti con un corazón sincero. Fortalece mi fe cuando flaquea y enséñame a ver cada prueba como una oportunidad para crecer en Tu amor. Dame sabiduría para enfrentar los desafíos con paciencia y paz, sabiendo que Tú estás siempre a mi lado. Transforma mis incertidumbres en confianza firme y guíame en el camino de Tu verdad. En El Nombre de Jesús, Amén.