El sabio teme y se aparta del mal; Mas el insensato se muestra insolente y confiado. El que fácilmente se enoja hará locuras; Y el hombre perverso será aborrecido. Los simples heredarán necedad; Mas los prudentes se coronarán de sabiduría. Proverbios 14:16-18
La mayoría de las personas no se proponen sabotear su futuro, aunque pueden hacerlo sin darse cuenta, debido a su propia ignorancia, rebeldía o desprecio por Dios y su Palabra. La vida puede descarrilarse por tontos errores de juicio, y las consecuencias futuras pueden ser desastrosas.
Como cristianos, tenemos la Palabra de Dios y su Espíritu para protegernos y guiarnos, pero eso no nos hace inmunes a tomar malas decisiones, sobre todo en los momentos de debilidad. Es más probable que tomemos decisiones imprudentes cuando estamos hambrientos, enojados, solos y cansados. Dejemos que estas condiciones nos indiquen que es hora de hacer una pausa y evaluar nuestra toma de decisiones.
La impaciencia y los deseos intensos también pueden llevarnos por el mal camino y cegarnos ante las posibles consecuencias. Por eso debemos aprender a tomar decisiones utilizando una perspectiva a largo plazo, en lugar de centrarnos en lo que está frente a nosotros.
Al contemplar su pasado, ¿identifica decisiones que haya tomado en momentos de debilidad o impaciencia que tuvieron malas consecuencias? Incluso cuando una necesidad parezca urgente, es mejor ir más despacio y considerar con mucho cuidado sus pasos para que pueda sentirse satisfecho en cuanto al camino que tenga por delante.
Señor, dame sabiduría para tomar decisiones prudentes y evitar el mal. Ayúdame a ser paciente y a considerar las consecuencias de mis acciones. Guíame por tu camino y protégeme de la insensatez. En El Nombre de Jesús, Amén.