Como creyentes, todos queremos producir el fruto del Espíritu. No obstante, incluso los no creyentes a veces pueden exhibir buenas cualidades de carácter, así que ¿cómo podemos saber si las nuestras son producto del Espíritu Santo? Es importante darse cuenta de que el fruto del Espíritu son nueve cualidades admirables que suelen ser más evidentes en nosotros cuando las circunstancias se dificultan. He aquí dos características para ayudarnos a reconocer tales rasgos:
1. LOS CREYENTES FRUCTÍFEROS NO SON CONTROLADOS POR SU ENTORNO. Todo el mundo experimenta pruebas y sufrimientos, pero quienes están llenos del Espíritu no pierden su fruto a causa de sus situaciones. Mantienen su gozo incluso cuando la vida es difícil, pues el Espíritu Santo está en control.
2. LOS CRISTIANOS FRUCTÍFEROS SE RECUPERAN DESPUÉS DE UNA CAÍDA. Estos creyentes no son perfectos, pero sí sensibles a la convicción del Espíritu y se apresuran a arrepentirse. De hecho, están agradecidos por la corrección y alaban a Dios, no solo por revelarles su debilidad sino también por traerlos de vuelta a Él.
Ninguno de nosotros produce estas asombrosas cualidades por sí solo. Esforzarse por ser más piadosos nunca funcionará. La transformación del carácter ocurre cuando nos sometemos a Dios, dándole el control total de nuestra vida.
Señor, te pido que tomes control total de mi vida y me transformes a tu imagen. Ayúdame a producir el fruto del Espíritu, no por mi propio esfuerzo, sino por tu obra en mí. Permíteme mantener el gozo, la paz y la paciencia aun en medio de las pruebas. Cuando caiga, concédeme un corazón sensible a tu corrección, dispuesto a arrepentirse y a regresar a ti con gratitud. Gracias por tu Espíritu Santo, que me guía y me capacita para reflejar tu amor. Que mi vida sea un testimonio de tu poder y gracia. En El Nombre de Jesús, Amén.