Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. (1 Corintios 2:14)
Seguir avanzando mientras se mira hacia atrás puede parecer una tontería, pero gran parte de la sabiduría suena como una locura para los oídos terrenales (1 Co 2.14).
Como judío, el Señor creció celebrando la Pascua, una festividad que conmemora la liberación de los israelitas de Egipto. En su última pascua, que conocemos como la última cena, el Señor utilizó los rituales de la misma para revelar su identidad como el cordero sacrificial perfecto, la expiación por el pecado de toda la humanidad. Y el Señor eligió hacer esta sorprendente revelación honrando la tradición.
La próxima vez que usted asista a la iglesia, esté atento a cualquier práctica importante, como la realización de la Cena del Señor, los bautismos o la oración del Padrenuestro que conectan a su congregación con la historia del pueblo de Dios. Si puede, profundice un poco en cada una de ellas para encontrar algún significado del que no se haya dado cuenta antes.
Después de la resurrección, dos discípulos caminaron con el Señor Jesús sin reconocerlo (Lc 24.13-35). ¿Qué les abrió los ojos? ¿Cómo podría la historia de la Iglesia traer una revelación similar de la presencia del Señor en su vida?
Señor, abre mis ojos espirituales para poder discernir las verdades profundas de Tu Palabra. Ayúdame a no conformarme con lo que es visible o terrenal, sino a buscar siempre lo que viene de Tu Espíritu. Que mi corazón esté receptivo a Tu sabiduría, aunque el mundo no la entienda. Dame la capacidad de ver Tu presencia en cada momento de mi vida, en las tradiciones de la fe y en las experiencias diarias. Guíame para que siempre camine en Tu verdad, reconociendo Tus enseñanzas y viviendo según Tu voluntad. En El Nombre de Jesús, Amén.