Hazme oir por la mañana tu misericordia, Porque en ti he confiado; Hazme saber el camino por donde ande, Porque a ti he elevado mi alma. Salmos 143:8
Necesitamos orar y luego detenernos y escuchar. Algunas veces podemos oír a Dios como una voz tranquila y suave que surge desde lo profundo de nuestro corazón. Muchas veces Dios hablará a través de nuestro testigo interno de manera que “sólo sabemos” la verdad y ésta nos hará libres. De pronto sabremos lo que deberíamos o no deberíamos hacer.
El rey David tiene mucho que decir acerca de buscar a Dios temprano. Él oraba por la mañana y luego observaba y esperaba a que Dios hablara a su corazón. Me gusta saber que Dios está escuchando nuestras oraciones. A Él también le gusta que nosotros escuchemos Sus respuestas.
Señor, gracias por la promesa que encuentro en Tu Palabra, de que escuchas mi oración. Guíame por el camino del bien por el que cumpla Tu voluntad, y te rinda con mis acciones, mis pensamientos y mis palabras, toda la gloria. En El Nombre de Jesús, Amén.