Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual. Colosenses 1:9
Pertenecemos a Cristo, y nuestro hogar no es de este mundo. ¿Reflejan eso nuestras oraciones? El Señor quiere que le hablemos de nuestro día y le llevemos nuestras peticiones, pero también desea que oremos por la salvación de los demás y por el crecimiento espiritual de sus hijos.
Veamos las oraciones de Pablo. Estaban centradas en Cristo, y con que las personas llegaran a conocer de Dios, seguirlo y obedecerlo. El apóstol anhelaba que los creyentes colosenses fueran llenos de sabiduría y entendimiento espirituales, y que anduvieran de una manera digna. Oró para que agradaran al Señor, fueran fructíferos y crecieran en el conocimiento de Dios. Finalmente, pidió que fueran fortalecidos con el poder del Espíritu y demostraran constancia y paciencia. Nuestro Dios se deleita en responder tales oraciones, porque todas ellas son parte de lo que Él desea para nosotros.
Pablo no estaba ignorando las necesidades físicas y emocionales de las personas. Por el contrario, sabía que las respuestas de Dios a estas oraciones en Colosenses 1 eran la manera que tenían los creyentes de triunfar en las pruebas. Así tendrían fuerzas para perseverar y dar buen testimonio.
Dé ahora los pasos necesarios para que su vida de oración esté más puesta en el cielo que en la Tierra.
Señor amado, te pido que me llenes de tu sabiduría y entendimiento espiritual, para que mi vida refleje Tu luz y Tu verdad. Ayúdame a caminar de manera digna, agradándote en todo, y que pueda dar fruto en cada buena obra. Fortaléceme con Tu poder, para que en las pruebas pueda mantenerme firme, con paciencia y gozo. Que mi oración no se limite a mis necesidades terrenales, sino que mi corazón interceda por otros, para que también crezcan en el conocimiento de Tu gracia. Gracias por Tu amor y fidelidad. En El Nombre de Jesús, Amén.