Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás; tanto, que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios, por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis. 2 Tesalonicenses 1:3-4
Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás; tanto, que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios, por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis. 2 Tesalonicenses 1:3-4
La fe no es algo que ocurre una sola vez con el único propósito de llevarnos a la salvación. Sin embargo, algunos cristianos nunca progresan más allá de este nivel inicial de la fe.
La disposición de confiar en el Señor afecta cada aspecto de nuestra vida: cómo nos sentimos, lo que hacemos, la forma en que Él nos bendice. En cierto modo, se reduce a nuestro enfoque; por ejemplo, cuando usted enfrenta dificultades o angustia, ¿se fija en la imposibilidad de resolver los problemas, o ve la grandeza de nuestro Padre celestial?
Nuestro enfoque afecta también nuestras emociones. Los que eligen creerle a Dios experimentan paz y alegría. Pero cuando dudamos, es más fácil que nos invadan la ansiedad y el miedo. Entonces, en vez de descansar en Cristo, nos preocupamos y nos enfadamos, tratando de ver con anticipación todos los posibles resultados, y de resolver los problemas con nuestras propias fuerzas.
Necesitamos darnos cuenta de que nuestra fe es de suma importancia para Dios, y Él se regocija al verla crecer. El Señor puede mover cielo y Tierra para actuar en nuestro favor y responder a nuestras oraciones, y se complace en que decidamos creerle. Al confiar en Él, descubriremos nuevas emociones y aventuras en la vida. También veremos que nuestro Padre siempre es fiel.
Señor, deseo tener una fe que Te glorie, siendo una muestra sólida de confianza y esperanza en Tu persona y en Tu poder. En medio de la dificultad, rescátame con Tu Santa presencia y fortaléceme para que no tema, sino que por el contrario, me abandone a Tu cuidado y tenga la seguridad, de que en Tus tiempos, me librarás perfectamente. En El Nombre de Jesús, Amén.