Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. Gálatas 6:2
La Biblia en la escritura de hoy afirma que Dios nos diseñó para relacionarnos con Él y con los demás. Sin embargo, cada uno de nosotros arrastra experiencias dolorosas que pueden afectar nuestras relaciones. Entonces, ¿cómo podemos amarnos unos a otros cuando todos tenemos cicatrices emocionales?
No hay mucho que podamos hacer en cuanto a la condición del corazón de la otra persona, pero sí podemos responsabilizarnos por la condición de nuestro corazón. Y un buen punto de partida es la oración de David en el Salmo 139: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno” (Sal 139.23, 24). Por tanto, debemos estar dispuestos a enfrentarnos a la realidad de nuestra vida interior y reconocer aquello de Salmo 139 lo que debemos ocuparnos. El Señor promete que cuando pidamos valientemente su discernimiento, la verdad nos hará libres (Jn 8.31, 32).
¿Está listo para orar como David y enfrentar lo que Dios pueda revelarle? Si no es así, lea todo el Salmo 139 para recordar con quién está hablando.
Señor amado, enséñame a llevar las cargas de otros con amor y compasión, cumpliendo así Tu ley. Examina mi corazón y revela las áreas que necesitan Tu sanación. Ayúdame a enfrentar mis heridas con valentía y guíame hacia la libertad que viene de Ti. Que mis relaciones reflejen Tu amor incondicional y gracia, fortaleciendo nuestro vínculo contigo y entre nosotros. En El Nombre de Jesús, Amén.