Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. (Hebreos 11:1)
¿Cuándo piensas en tu futuro, tienes esperanza? ¿O luchas con un sentimiento de pavor?
Las personas quienes han visto la fidelidad de Dios en el pasado tienden a tener mucha esperanza para el futuro. Ellos saben que una mala situación puede convertirse en un testimonio maravilloso en unos minutos.
Por otro lado, las personas quienes han perdido toda esperanza ven a la vida desde una perspectiva de pavor. Muy semejante al miedo, el pavor quita la habilidad de disfrutar de la vida cotidiana y hace que las personas se sientan muy ansiosas acerca del futuro.
La esperanza es lo opuesto al pavor y es muy semejante a la fe. Cuando tenemos fe en Dios, nos lleva a la esperanza, y nuestro panorama de la vida es positivo.
La esperanza nos ayuda a dejar nuestras preguntas sin respuestas en las manos de Dios; nos da el poder de permanecer en paz, y nos permite creer lo mejor acerca de los días que vienen.
Tú puedes tener esperanza cuando confías en el amor de Dios. Él tiene el poder de proveer para ti y guiarte a través de cualquier situación.
Palabra Final: Señor, yo elijo poner mi fe en Ti, sabiendo que me guiarás a la esperanza de los maravillosos planes que tienes para quienes te siguen. No tengo que tener pavor, porque Tú tienes la habilidad de cuidar de mí, por eso pongo mi esperanza en Ti.