“Manzana de oro con figuras de plata Es la palabra dicha como conviene.” (Proverbios 25:11)
Muchas de las relaciones que entablemos en nuestra vida, dependerán de como nos comuniquemos. Por ello debemos ser conscientes cada día de aquello que decimos y de aquello que callamos, tomando en cuenta dos enseñanzas que con sabiduría nos guarda la Palabra del Señor: primero, cuando nuestra boca sea instrumento para la ayuda y el aliento, utilicemos palabras de amor, de protección y de esperanza. Segundo, si somos tentados a difamar, ridiculizar o subestimar a otros, sigamos la sabiduría de Salomón y asumamos que es mejor guardar nuestra boca y mantenernos callados (Proverbios 21:23 ). Cuando la charlatanería o el enojo nos tientan a pecar contra Dios u otro ser humano, podemos resistir siendo lentos para hablar (Santiago 1:19).
A pesar de que a menudo resulte difícil saber qué decir y cuándo hacerlo, no olvidemos que contamos con la guía del Señor y la sabiduría de su palabra, que nos brinda día a día las herramientas para madurar en nuestro carácter y obtener el discernimiento de saber utilizar las palabras apropiadas en el momento correcto y de manera adecuada, para beneficio de los demás y honra de Dios.
Palabra Diaria: Señor, que mis palabras sean instrumentos para sanar, levantar, animar y transmitir Tus enseñanzas y los testimonios de bondad que me has dado, entre aquellos que me rodean. Por ello Hoy te pido bendecir mis labios para no herir y en lugar de eso alimentar y fortalecer.