No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Gálatas 6:9
Cuando nuestros cuerpos y corazones estén cansados, no dejemos que nuestras manos decaigan. Demostremos con el servicio bondadoso y desinteresado, la disciplina e integridad a la que Dios nos llama y obtendremos de Él la fuerza para alcanzar los maravillosos planes que guarda para cada uno de nosotros.
Señor, cuando me sienta sin energías en mi mente y mi corazón, brinda fuerza a mis manos para servirte, glorificarte y obtener nuevamente La paz de calidad que sólo Tu puedes brindarme. Amén.