Un administrador de las granjas de la provincia de Languedoc, había acumulado, en el año 1762, una inmensa fortuna explotando a los pobres granjeros. Requerido por el Gobierno para pagar cierto impuesto dio excusa de pobreza; pero temeroso de que, denunciado por aquellos de quienes había abusado se hiciese un registro en su casa construyó un profundo compartimiento subterráneo al que bajaba por una escalera secreta.
Algún tiempo después se halló que el Sr. Fosque, había desaparecido. Se le buscó por todas partes en vano. Al cabo de algunos meses, su casa fue vendida y trabajando en la reparación de la misma, fue descubierta la puerta secreta del subterráneo con la llave en la parte de afuera. El nuevo dueño de la casa la abrió y allí fue hallado el cadáver del antiguo administrador con un candil en la mano.
Tan profundamente había ido a enterrar sus tesoros que cuando la puerta se cerró accidentalmente no pudo hacer oír su voz. Y Allí murió, miserablemente el avaro, en medio de su mal adquirida riqueza, sin que pudiera serle de utilidad alguna.
Salmos 119:36
Inclina mi corazón a tus testimonios, Y no a la avaricia.
Proverbios 28:16
El príncipe falto de entendimiento multiplicará la extorsión; Mas el que aborrece la avaricia prolongará sus días.
Éxodo 18:21
Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez.