Contenido
(Lee al final el estudio contextual resumido de este devocional. Esperamos sea de bendición)
Por nada estéis angustiados, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. (Filipenses 4:6)
No hay nada más prevalente en la edad en la que vivimos que el creciente problema de la preocupación. La preocupación es una poderosa fuerza para desintegrar la personalidad humana, dejándonos frustrados, perplejos, confundidos y desconcertados por la vida. A veces oyes la expresión “enfermo de preocupación”, y cualquier persona que lo haya experimentado sabe que esta no es una expresión vacía. Puedes estar literalmente enfermo de preocupación. La respuesta a esto de Pablo es cortante: “Por nada estéis angustiados”. La entera Palabra de Dios es una constante exhortación a los creyentes a dejar de preocuparse. Está prohibido en todas partes a aquellos que creen en Jesucristo, y creo que una de las más serias áreas de incredulidad es nuestro fallo como cristianos a enfrentarnos con el problema de la preocupación como pecado. Porque es eso lo que es. La preocupación no es simplemente algo que todo el mundo haga y por tanto debe estar bien. Está definitivamente calificado como un pecado en las Escrituras, y la exhortación está en todas partes: ¡Deja de hacerlo!
“Bueno”, tú dices, “está muy bien decir: ‘deja de preocuparte’, ¿pero cómo paras de hacerlo? Cada vez que intento dejar de preocuparme me preocupo más todavía”. No puedes dejar de hacerlo simplemente ejercitando tu fuerza de voluntad. De nuevo, ese es el secreto de correr la carrera; aquí está: “En cada situación, por oración y petición, con acción de gracias, presenta tus peticiones a Dios”.
Me encantan esas palabras: “en cada situación”. Eso significa que no hay nada lo bastante pequeño para traérselo a Él. Alguien preguntó: “¿Está bien el traer las cosas pequeñas al Señor? ¿Él se concierne con las cosas pequeñas de nuestra vida?”. La respuesta es: “¿Hay algo que a Dios le parezca grande?”. Todo es pequeño para Él; así que, tráele todas las cosas en oración. La oración es la expresión de nuestra dependencia en Sus promesas. No es necesariamente sobre tus rodillas, o en el armario, pero puede ser simplemente esa silenciosa “flecha de oración” del corazón, en continuo reconocimiento que necesitas apoyarte en Su gracia y Su fuerza en todo, constantemente relacionándote con esa vida del Hijo de Dios que mora en ti.
“Petición” significa orar una y otra vez, sin cesar. Cuando se desarrollen problemas, apóyate en oración a Aquel que es capaz y competente en ti por medio de Su vida que mora en ti. La acción de gracias es ese mirar hacia adelante en fe que da gracias a Dios por la contestación antes de que la veas. Conociendo Su carácter, sabes que algo ―la cosa apropiada, la cosa perfecta― será hecha.
Dios no está diciendo que deberíamos pedir todo lo que queramos. En cambio, debemos pedir todo lo que necesitemos. Frecuentemente nos encontramos orando por cosas que Él nunca prometió. Por ejemplo, si estás enfrentándote a algún tipo de prueba, o alguna catástrofe se presenta en tu vida, nuestra reacción humana comprensible y natural es decir: “Señor, quítame esto”. Pero Dios nunca dijo que haría eso. Él no siempre hace que eso se nos quite de en medio. A veces lo hará; a veces no lo hará. Ese tipo de oración siempre debe llevar adjuntado lo que nuestro Señor oró en el jardín de Getsemaní: “Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad” (Mateo 26:42).
Pero hay cosas por las que podemos pedir inmediatamente y saber que las recibiremos: Su gracia, Su fuerza, percepción, sabiduría, paciencia, amor y compasión. Al apoyarnos en Él en esa dependencia interna de fe que es la oración, podemos también comenzar a dar las gracias que la contestación ha venido, y en nuestra acción de gracias descubrimos la experiencia de ello así mismo. Así que, en todas las cosas donde dejamos que nuestras peticiones sean hechas a Dios, el resultado es paz: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (4:7).
Palabra diaria: Confieso, Señor, que tan a menudo prefiero la preocupación en vez de la oración. Gracias que me invitas a echar todas mis ansiedades sobre Ti. Pido que aprenda a hacer eso con un corazón de continua acción de gracias.
Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Pasaje:
Filipenses 4:6
Tema del Capítulo – Filipenses 4:
En Filipenses 4, Pablo exhorta a los habitantes de Filipos a regocijarse en el Señor Jesucristo y a perseverar en la oración. Una vez más les anima a la unidad y habla de cómo ha aprendido a vivir cada situación de la vida, tenga mucho o poco. Finalmente, les agradece su generosidad en las ofrendas y ruega a Dios que los bendiga.
Esbozo de Filipenses 4:
1 – 9: Unidad y alegría en la oración;
10 – 13: La satisfacción de vivir en Jesucristo;
14 – 19: Pablo se muestra agradecido a la Iglesia de Filipos;
20 – 23: Oración final y bendición
Comentario Bíblico:
Filipenses 4:6
La paz con Dios, esa sensación consoladora de estar reconciliados con Dios, y de tener parte de su favor, y la esperanza de la bendición celestial, son un bien mucho más grande de lo que puede expresarse con plenitud. Esta paz mantendrá nuestros corazones y mentes en Jesucristo; nos impedirá pecar cuando estemos sometidos a tribulaciones y de hundirnos debajo de ellas; nos mantendrá calmos y con una satisfacción interior. Los creyentes tienen que conseguir y mantener un buen nombre; un nombre para todas las cosas con Dios y los hombres buenos. Debemos recorrer en todo los caminos de la virtud y permanecer en ellos; entonces, sea que nuestra alabanza sea o no de los hombres, será de Dios. El apóstol es un ejemplo. Su doctrina armonizaba con su vida. La manera de tener al Dios de paz con nosotros es mantenernos dedicados a nuestro deber. Todos nuestros privilegios y la salvación proceden de la misericordia gratuita de Dios, pero el goce de ellos depende de nuestra conducta santa y sincera. Estas son obras de Dios, pertenecientes a Dios, y a Él solo se deben atribuir y a nadie más, ni hombres, ni palabras ni obras.
Referencias Cruzadas:
Judas 1:20-21 – Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.
Lucas 12:22 – Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis.
Lucas 18:7 – ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?
Proverbios 15:8 – El sacrificio de los impíos es abominación a Jehová; Mas la oración de los rectos es su gozo.
Génesis 32:7-12 – Entonces Jacob tuvo gran temor, y se angustió; y distribuyó el pueblo que tenía consigo, y las ovejas y las vacas y los camellos, en dos campamentos. Y dijo: Si viene Esaú contra un campamento y lo ataca, el otro campamento escapará. Y dijo Jacob: Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Jehová, que me dijiste: Vuélvete a tu tierra y a tu parentela, y yo te haré bien; menor soy que todas las misericordias y que toda la verdad que has usado para con tu siervo; pues con mi cayado pasé este Jordán, y ahora estoy sobre dos campamentos. Líbrame ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo; no venga acaso y me hiera la madre con los hijos. Y tú has dicho: Yo te haré bien, y tu descendencia será como la arena del mar, que no se puede contar por la multitud.
Proverbios 3:5-6 – Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.
Daniel 3:16 – Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto.
Tema Principal:
El Señor calma todas nuestras angustian con su cuidado y amor sin condiciones.
Versículos Temáticos:
Salmos 34:5-7 – Los que miraron a él fueron alumbrados, Y sus rostros no fueron avergonzados. Este pobre clamó, y le oyó Jehová, Y lo libró de todas sus angustias. El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, Y los defiende.
Cantares 2:14 – Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes, Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz; Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto.
Efesios 6:18 – orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;
Colosenses 3:17 – Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Proverbios 16:3 – Encomienda a Jehová tus obras, Y tus pensamientos serán afirmados.
Colosenses 4:2 – Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias;
Salmos 51:15 – Señor, abre mis labios, Y publicará mi boca tu alabanza.